Pero quizás lo que atrajo más la atención de los observadores en Rabat ha sido-es la impresión de que, por primera vez, el rey Mohamed VI y José Luis Rodriguez Zapatero parecen convencidos de que, como lo recuerda Cherif Abderrahman Jay, evocando el legado común , que « el análisis de la historia supone una visión de futuro más que la intención nostálgica de rememorar tiempos pasados ».
Se trata evidentemente de la historia hispano-marroquí.Sin embargo, uno y otro coinciden en que, entre España y Marruecos una nueva dosis de memoria sana y constructiva no puede más que contribuir a disipar el déficit de confianza y de dudas instaurado debido a los años en que los dos países han vivido de espaldas..
Con esta visita y sobre todo las circunstancias que la precedieron o rodearon, los dos mandatarios han asegurado a los más recalcitrantes, por una u otra razón, cuando se trata de impulsar las relaciones bilaterales, que una sonrisa entre Madrid y Rabat no flirtea condenadamente con la amenaza de los imperativos geopolíticos, sino, al contrario, contribuye a una mayor estabilidad y a una mayor oportunidad de distensión y de cooperación en esta parte del mundo.
En efecto, en vísperas y durante esta visita, muchas veces postergada « por la agenda de los dos estadistas », se han leído ( o escuchado en la radio) en la prensa de los dos países análisis realmente surrealistas que rozaban la injuria y la calumnia: desde la coincidencia « intencionada » con el aniversario de la crisis de la isla de Layla ( o Perejil) hasta el decorado « deliberado» de Marruecos de inundar una minúscula bandera española en un océano de banderas marroquíes, pasando por «invitaciones políticas» a abordar el tema del Sáhara o « advertencias» para que no se repitan detenciones de diputados marroquíes. Ha habido incluso quien, empujando la insensatez ( o el ingenuo político ) al extremo, pidió el aplazamiento de la visita « para no coincidir ni con tristes aniversarios ni con el naufragio de pateras".
No obstante, todo apunta hacia la posibilidad de que la visita ha sido exhaustivamente preparada. En el ministerio marroquí de Asuntos Exteriores se ha leído con lupa la conferencia « En interés de España : una política exterior comprometida » de José Luis Rodríguez Zapatero que organizó, el 16 de junio pasado en el palacio El Pardo el Instituto Elcano y en la que el presidente del gobierno español pasó en revista los principales ejes de la política exterior de España.
Los centros de decisión en Marruecos han visto en el análisis de Zapatero en aquella ocasión un importante impulso a la elaboración de la agenda de su reciente visita a Marruecos y probablemente un borrador de sus entrevistas con el rey Mohamed VI. « Marruecos y Argelia merecen – subrayó entonces el presidente del gobierno de España –una especial referencia. Trabajaré también por acercar posiciones entre ambos y para contribuir a una solución al problema del Sáhara ».Respuesta de un mandatario a otro mandatario : « Expreso mi firme voluntad de pasar la página de divergencia y de incomprensión con la hermana Argelia y obraré con ella de cara a un mañana político y diplomático mejor ». Un botón de muestra y un signo de acuerdo y de semejanza de puntos de vista al respecto con Zapatero. Era uno de los párrafos del mensaje de votos y de felicitaciones del rey Mohamed VI al presidente de Argelia, Abdelaziz Buteflika con motivo de la fiesta de independencia de su país.Comunión de ideas y de…intenciones.
Es más : Justo cuando algunas « fuentes » daban cuenta de « serios » problemas entre Marruecos y España los dos hombres, como se puede deducir de la conferencia de El Pardo, parecían estar constantemente en contacto para establecer las pautas de su iniciativa común en torno a una reforma del ámbito socio-cultural y educativo euro-mediterráneo. Lo reveló el propio Zapatero en la mencionada conferencia en estos términos : « Por ello vamos a proponer, junto a Marruecos, con el decidido impulso del rey Mohamed VI y yo mismo, una reforma del ámbito socio-cultural y educativo euromediterráneo con una atención muy específica a la educación y la mujer, que permita la reducción drástica y más rápida que la prevista en el marco de los objetivos del milenio ».Este, junto a otros temas de coordinación general entre los dos países figuraron efectivamente en la agenda de las entrevistas del viernes pasado en Oujda entre el rey Mohamed VI y el presidente del gobierno de España.
¿ Que cómo pueden dos estadistas llegar a ponerse de acuerdo sobre tan delicada e importante cuestión ?La respuesta en opinión de los politólogos no puede ser otra que la que los dos hombres se han concertado durante días por no decir semanas. Para ello son necesarios canales especiales y una corriente que pasa fácil y de forma constructiva.Y es, según éstos, el caso entre muchas otras consideraciones porque, contrariamente a lo que se esperaba el anuncio del presidente del gobierno español en la apertura del 37 Congreso del PSOE ( sin precisar la fecha ni en su calidad lo que ha inducido a muchos a pensar que fue previamente concertado con el rey Mohamed VI) de una segunda visita a Sebta y Melilia no ha alterado, como lo hubiese hecho en otras circunstancias, el curso de los preparativos de la visita del viernes..
No sería exagerado, contrariamente a lo que alega « cierta » prensa española, « reproducida » torpe o intencionadamente por « otra » marroquí, afirmar que estamos ante un nuevo estilo de contemplar las relaciones entre España y Marruecos : con más visibilidad, más realismo y más tolerancia para con las acuciantes sensibilidades y susceptibilidades coyunturales del prójimo, destinadas a menudo al consumo local. No obstante, se trata de la cara visible del iceberg…hispano-marroquí.
Las relaciones personales, por más cordiales que fueran, entre Mohamed VI y José Luis Zapatero han mostrado hasta ahora una mortal negligencia ante los no insignificantes polos de resistencia tanto en España como en Marruecos a la mejora de relaciones entre los dos países vecinos, que demuestran, a menudo, su impresionante capacidad de perjudicar, creando incluso, razones de Estado con cuyo curso nadie, ni en España ni en Marruecos , es capaz de permanecer indiferente.
El capital de los excelentes vínculos entre los dos hombres ( estadistas) no se invertido hasta ahora en crear, como fue el caso durante el mandato de Felipe González y el reinado de Hassan II, mecanismos inherentes de constituir sólidos fusibles ante eventuales « malentendimientos amistosos ». Nadie confunde Zapatero con Felipe González ni al difunto Hassan II con Mohamed VI. González y Hassan II eran concientes de que entre España y Marruecos difícilmente se podía actuar normalmente sin diques de protección ( Comité Averroes, comités económicos mixtos, un teléfono rojo Zarzuela o La Moncloa-Palacio Real de Rabat etc…). Eran otros tiempos y otros imperativos pero la misma voluntad de avanzar. Vanas ideas de una época en que se conocía poco la envergadura de las relaciones entre Rabat y Madrid, las amenazas que las acechaban y la peligrosidad de sus detractores.
De poco han servido-sirven los mencionados mecanismos porque, entre otras cosas, se enmarcaban en una época, correspondían a un momento político determinado y se establecieron para ser posteriormente renovados, adecuados y actualizados. No. No lo fueron ni parece que lo vayan a ser. Tampoco nadie, ni siquiera Miguel Ángel Moratinos, que tanto conoce a Marruecos, pensó en crear otros más propicios al momento y sus circunstancias y al imperativo geopolítico y sus exigencias. Tanto que no sería una alucinación afirmar que, entre Rabat y Madrid, desde hace meses se avanza tropezando… en la misma piedra.Así quedó ilustrado desde el anuncio de la reciente visita de Zapatero a Marruecos, cuando una rabiosa campaña trató con todos los medios, a veces, incluso descaradamente, de sacar a relucir los trapos sucios del pasado de los dos países.
Madrid conoce los obstáculos ante el avance y desarrollo armoniosos de sus relaciones bilaterales con Marruecos y el Magreb.Rabat no ignora la importancia de relaciones estratégicas con su vecino del norte, indispensables para que, como decía Hassan II, « su follaje respirara en otro continente ( europeo) manteniendo sus raices en el suyo ( africano ». En efecto, si entre las dos estadistas prevalece, sin que nadie haya logrado alterarlo…hasta ahora, respeto, consideración, estima y sobre todo « ganas de trabajar y de encontrar soluciones en el marco de un inconfundible respeto de la soberania »desgraciadamente averías de otra dimensión y de dudosa procedencia enturbian y pueden enturbiar este curso de los acontecimientos entre los dos países.
Existe voluntad de las dos altas magistraturas para garantizar el derecho a discrepar entre españoles y marroquíes. Existe la determinación de prescindir de algunos « tópicos » que tratan inútil y desesperadamente de zancadillear todos los esfuerzos de acercamiento y de comprensión entre los dos países vecinos. Pero también existen desagradables sorpresas a las que se debe estar bien preparado.
Las divergencias en las visiones y proyectos políticos en España entre el PP y el PSOE que repercuten mortalmente sobre las relaciones bilaterales y la peligrosa, porque desesperada, búsqueda de protagonismo político de algunos sectores más o menos influyentes en Marruecos plantean serios retos y difíciles desafíos ante el presente de las relaciones entre España y Marruecos.Los expertos en las relaciones hispano-marroquíes no ocultan su escepticismo ante los esfuerzos de reforzar las relaciones bilaterales tanto las políticas como las económicas sin una importancia previa a los medios susceptibles de poner en pie mecanismos capaces de proteger estas relaciones contra las imprevistas convulsiones.
Los mismos observadores creen que los canales abiertos entre la Moncloa y los palacios reales en Marruecos contribuyen enorme y eficazmente a disipar no pocas « sorpresas » y que pueden alzarse a nivel de una garantía institucional pero también creen que entre países vecinos ninguna precaución es suficiente.Obviamente, las relaciones personales del monarca marroquí con el presidente del gobierno español constituyen un acicate para las relaciones bilaterales y un medio muy eficaz de hacer frente a más de un problema que iba a surgir y no surgió .La referencia es a la acción de algunos al conocerse, hace una semana, el proyecto de la visita del jefe del gobierno español a Marruecos.
Y es que, como solía decir el difunto Hassan II « Todo lo podemos cambiar…todo, menos la geografía » o como debería ser lo que dijo el poeta cubano del siglo XIX, José Martí :
Amo la tierra florida
Musulmana o española
donde rompió su corola
La poca flor de mi vida
Said Jedidi
(Artículo publicado en Identidad Andaluza)