La visita del Rey Mohammed VI en España por la dolorosa conmemoración de los atentados del 11 de marzo no dejó indiferente al país íbero. Si la prensa próxima al Partido popular criticó violentamente la participación del Monarca, la actitud del Rey de Marruecos fue interpretada como valiente por una buena parte de la inteligensia española. "La presencia del Rey se vivió con una cierta simpatía ya que es una posición incómoda", considera un periodista español. "El Rey habría debido quizá recibir a familias españolas y marroquíes víctimas de la crueldad para concretar simbólicamente su solidaridad." El gesto habría podido ser más fuerte ", añade.
La tensión que acompaña esta visita contrasta con la insistencia de los Gobiernos españoles y franceses para que el Soberano participe en esta manifestación. Una manera de acallar definitivamente los rumores de una implicación de los servicios marroquíes en los atentados del 11 de marzo, rumor que persiste de creer los artículos de una parte de los órganos de prensa española. Mientras que las conclusiones de la investigación definitivamente consideraron esta teoría completamente infundada, sigue siendo instrumentalizada por sectores próximos del Partido popular. Y esta teoría encuentra un eco considerable en la opinión pública española traumatizada por atentados y obnubilada por la nacionalidad de origen de una serie de terroristas.
Esta visita, que sucede algunas semanas después de la estancia del Rey de España en Marruecos y las críticas en filigrana dirigidas contra el ex-jefe del Gobierno español Jose Maria Aznar, inscribe a Marruecos en el proceso de lucha contra el terrorismo internacional. Con esta participación, Marruecos reactiva las relaciones de buena vecindad con España y consagra la relación privilegiada que desea mantener con nuestros vecinos del norte. En cuanto a Argelia, el Presidente Bouteflika está en una lógica similar, lo que está en juego es una asociación estratégica que José Maria Aznar había vuelto a poner en el plano de la actualidad. "Incluso en el pero momento de la crisis, los vínculos esenciales no se rompieron nunca", destaca este observador. "Tanto en la cooperación militar como en cuanto a información, las relaciones no se rompieron nunca", añade.
Hay que enmarcar en esta participación dentro de este clima tenso el gesto del Rey con los marineros gallegos después de la catástrofe del "Prestige". "un gesto humano cuyo alcance es sobre todo simbólico", destaca un observador. En el momento en que la cuenca mediterránea se convierte en un verdadero polvorín, el Rey, por la mediación del Príncipe Moulay Rachid, por primera vez, al dirigirse a la comunidad internacional, explicó la reestructuración del campo religioso y anunció que Marruecos respetará sus compromisos internacionales. Una manera de tranquilizar a sus socios en cuanto a la lucha contra el terrorismo, la inmigración clandestina y los circuitos mafiosos por una parte y la difusión de un islam de valores de tolerancia del otro. ¿Será suficiente para devolver la confianza a una opinión pública española que acusa a Marruecos de todos los males? Se puede por el momento dudar pero el primer paso está allí.
Younes Alami
(Le Journal Hebdomadaire, 12/03/05)