El pasado 6 de julio el Ministro de Interior marroquí, Chakib Benmusa, declaró el estado de “alerta máxima contra el terrorismo internacional” y catalogó el nivel de amenaza terrorista en Marruecos de “muy grave”, por lo que exigió el aumento de la vigilancia y multiplicar el control de las fuerzas de seguridad.
Tras la puesta en marcha de la “alerta máxima”, ha pasado poco más de un mes hasta que se ha producido este intento de atentado terrorista, que ha resultado infructuoso puesto que no ha habido ni daños materiales ni víctimas aparte del individuo que quería explosionar la bomba casera junto al autobús de turistas.
Este intento “aislado y desesperado”, como cataloga la agencia marroquí MAP, ha levantado otra vez las alarmas por posibles nuevos ataques como los producidos en Casablanca en 2003 o en los pasados meses de abril y marzo en la misma ciudad.
Los atentados de 2003 causaron más de cuarenta muertos, entre ellos 12 kamikazes, y en marzo y abril las explosiones de seis kamikaces causaron la muerte de un ispector de policía y 45 heridos según las fuentes oficiales.
Este último acto terrorista fue realizado en Meknes en vez de Casablanca, en un barrio muy poblado de la ciudad, la cual ha sido objeto de control e investigaciones desde hace varios meses como parte de las “campañas de saneamiento” dirigidas contra los entornos extremistas, como los de la “Salafia Jihadia”, que "han conseguido desmantelar varias células terroristas", según apunta la agencia oficial MAP.
De momento no se ha desvelado el nombre del individuo, pero esta agencia marroquí informa que una investigación ha sido abierta tras lo ocurrido ayer, y que las fuerzas de seguridad están buscando a dos individuos más.
A menos de un mes de las elecciones marroquíes y en plena temporada turística, este atentado fallido no beneficia ni al gobierno de Marruecos ni a los ciudadanos puesto que la alarma sobre una sucesión de posibles intentos terroristas sigue palpándose en el aire.
(14/08/07)