¿Os habéis dado cuenta que las mujeres en Marruecos no tenemos sombras?, carecemos de ellas hasta que la sociedad, siguiendo unos cuantos patrones divinos, decide hacer incidir sobre nuestros cuerpos, pecadores e incitadores al liberalismo infernal; una luz que encarcelará nuestras formas y nos dará la proyección que se espera de nosotras para cumplir y plasmar en nuestras actitudes, nuestras formas de vestir, nuestro andar, nuestras convicciones y hasta nuestras percepciones de nosotras mismas. Si la sombra suele reflejar las formas corporales, en nuestro caso somos nosotras quienes cumplen esta función, somos sombras de nuestras sombras…bueno quiero decir de aquellas sombras que la sociedad patriarcal ve que tienen que ser nuestras.
Diciéndolo de otro modo, hacemos una regresión lineal en la cual tanto la función como los variables las deciden ellos, entre humos de chibcha y venta de camellos, entre los humos de los baños turcos y las habladurías de los mercados de ‘OCAD ( es un mercado que tenía lugar en la península árabe, en el que los hombres pasaban los días durmiendo y las noches buscando al poeta que mejor insultara a las otras tribus. De ello tenemos toda una documentación de poemas fantásticos, pero el evento en si no deja de ser una copia medieval de lo que son ahora las cumbres árabes, solo que sus tatarabuelos tenían más estilo y manejaban mejor el arte de las indirectas, y no tenían ni la menor idea de que alguien podría llamarse Bush o que otro repondería a aquel de Olmert….el Líbano todavía existía, bajo otro nombre, pero por encima de la faz de la tierra.).
A estas variables se les van asignando valores dependiendo de quien maneja la función, de la transcendencia de las escalas y de los resultados que queremos obtener. Esto dará lo que llamamos un tipo de mujer, en las tierras rojas de las cuales provienen las pateras pero también los olores afrodisíacos del azafrán, las veladas alrededor de las mesas de las langostas de Tan-Tan, la ruina del turismo español en caso de que las autoridades españolas no espabilen y crean algún que otro acuerdo con sus homólogos marroquíes, y la necrosis económica del contrabando de Ceuta y melilla, con la creación de las zonas de libre comercio del puerto mas grande del mediterráneo entre Tánger y Tetuán. En estas tierras se habla de cinco tipos de sombras, una más que las citadas en un HADITH del Profeta donde dice que una mujer está esposada por su piedad, su dinero, su belleza o por su genealogía y que lo mejor es casarse con una mujer por su piedad. Se ve que poco importaba la educación y los conocimientos que no sean del arte culinario.
Así que veamos con que mujeres fantasean nuestros machos:
Bent enass: si hacemos una traducción a la letra nos dará algo como “hija de gente”. Se utiliza para definir aquellas mujeres que provienen de buenas familias, en este caso no es necesariamente rica, pero que ha estudiado y pertenece a una clase media alta, sabe mantener una conversación pero también sabe guardar silencio en presencia de los suegros, y esta chica respeta las reglas de la sociedad y las dogmas de las tradiciones. Pero más que nada, estará siempre al lado de su marido ayudándole a superar todas las pegas del destino y echándole una mano siempre cuando lo necesite.
Aunque pierda su virginidad sigue siendo un Bent Enass, no sería el caso de una mujer que proceda de una clase pobre, a esta se le tachara en el acto de caso social (lo que se suele definir como prostituta) y pasa a ser una intocable, porque su único bien es una porción de piel situada entre las paredes de la entrada de su útero, que tenía que guardar para un desconocido ,que ya no podrá sacar un pantalón blanco tachado de rojo a los invitados que reclamaran el día de la boda, la prueba de que el honor de la familia está a salvo. Pues vaya sitio para guardar el honor!! Hubiera sido mejor guardarlo en un banco; o simplemente darse cuenta de que el honor de cada uno/una tiene que residir en el espacio que ocupa su cuerpo en la dimension terrestre, y no en todo cuerpo con una semejanza genética y un par de cromosomas XX. Parece que no tienen confianza en sus propios cuerpos para guardar su honor, los nuestros según constato parecen tanques blindados que brindan mayor seguridad; habrá que tomar ejemplo de nuestros hermanos en la ignorancia, los egipcios: el 95% de sus mujeres nunca sabrán lo que es un orgasmo, las mutilan para prepararlas al sacrificio matrimonial, mientras que el 20% tienen entre las piernas una cerradura metálica cuya llave se entrega al marido el día de la boda.
Nesranya: es decir la cristiana, es aquella mujer extranjera, que no es ni árabe ni musulmana, y al que con los cambios que ha supuesto el flujo migratorio de las mujeres fuera de Marruecos, se ha añadido otro perfil, hablamos de aquella mujer marroquí pero con DNI europeo, puede que sea inmigrante o hija de inmigrantes. Durante los años 60 y 70 estas mujeres eran elegidas por hombres de un cierto nivel intelectual, digamos que añadían un cierto glamour a las fiestas y los salones de élites, y en el mismo tiempo ofrecían una segunda nacionalidad que aseguraba un destino de exilio en caso de que un libro o una reivindicación disgustara a las autoridades marroquíes de los años de plomo (el ex primer ministro marroquí, que hizo de bunker para la transición después de la muerte del Rey Hassan II, el señor el Yousoufi, fue un ejemplo vivo de estas uniones cuando ejercía de oposición al sistema) ; pero a partir de los años 90 la búsqueda tomó otras perspectivas existenciales. Si antes los hombres exigían a sus mujeres extranjeras quedarse a vivir con ellos en Marruecos, esta vez miles de hombres marroquíes intentan venderse a aquellas criaturas que les abrirán las puertas del sueño europeo, pasando horas delante de los monitores de los cyber cafés, o persiguiendo a las marroquíes residentes en el extranjero por las callejuelas de Marrakech o saliendo por detrás de los árboles de Ifran. Da igual. Como es la mujer, da igual la edad, lo que importa es que no tenga un pasaporte verde que se lea al revés.
La Beldiya: es decir, la tradicional. En este caso entramos en las celosías de nuestras abuelas, en los riad de las antiguas medinas y los hamams un viernes por la noche. Con la mano de Fátima entre los ojos empujamos las puertas de aquella mujer que quiere dedicarse a su marido y a concebir el máximo de hijos y las suficientes hijas para ayudarla en la casa, y le permiten presumir de al menos una boda, ya que una mujer que solo tiene hijas cuando muere su marido solo tiene derecho a un octavo de la herencia y la mayor parte de lo que queda se lo llevará el pariente varón más próximo del padre, es decir su hermano su primo…etc. Bueno, esas mujeres responden a un perfil que sale de los cuentos de Shehrazade, es la secretaria por excelencia del mensaje patriarcal machista, lo vive, lo sufre y lo inculca, es un poco masoquista, pero es la elegida de las abuelas, es la que saca el hombre de la casa de su madre para hacer de madre, no se queja y cree que casarse es hacer voto de castidad para el resto de su vida emocional.
El buen partido: es aquella heredera de una rica familia o aquella mujer cuya familia puede proporcionar una posición social destacable al marido. En este caso es un casamiento por interés, al esposo no le importará que la mujer no sea virgen ni que pasará sus noches pegada a una botella de vino cantando los cuartetos de Omar el kheyam. Las estadísticas de hombres polígamos en Marruecos sitúan a este tipo de hombres en segundo lugar después de los campesinos.
La santa: es aquella que lleva el velo. Según las estadísticas, 53% de los chicos entre 15 y 29 años quieren una mujer con velo, ofrece un perfil llamado propulsor de autoestima varonil. Nuestros hombres por ingenuidad creen que el velo es sinónimo de virginidad, indicio de moralidad y de buena conducta. Les confiere una cierta confianza y autoestima dentro de la amalgama de escándalos sexuales y la prostitucionalización de la relación Hombre/Mujer; necesitan creer que el producto es fiel a la imagen del anuncio.
Cada día se violan los cuerpos de las mujeres en las calles de Marruecos con las miradas descaradas y los piropos de los albañiles. Los hombres lo saben y lo hacen, para dejar constancia de que la calle pertenece a los hombres y que las mujeres están en ella para hacer de esponja colectora de las secuelas psicológicas de unos machos, que parecen recién salidos de las jaulas de Guantánamo. Saber que su mujer queda sustraída a las miradas de los hombres les brinda una cierta confianza a unos hombres que sufren un trastorno de desdoblamiento de personalidad, y que consideran el cuerpo de la mujer como una forma de desorden social, un incitador al pecado.
Pero si miramos a este perfil desde otra perspectiva, las mujeres en Marruecos se ponían el velo por falta de medios que les permitieran vestirse según las últimas tendencias. Luego, con la crisis de identidad que ha supuesto el choque de civilizaciones, se transformó en una reivindicación contra las injusticias y el terrorismo de estado del señor Bush.
Recapitulamos. Los hombres fantasean con una mujer que tenga el dinero del buen partido, la conducta social de la Bent Enass, el velo de la santa, el culto a sus personas que les brinde una beldiya, el pasaporte rojo de la Nesraniya…..en groso modo, fantasean con la superwoman que, si existiera, estaría fantaseando con un superman, que solo vemos en las películas para niños de Walt Disney. Haciendo una regresión lineal, llegamos a la conclusión de que no estamos hablando de hombres, sino de niños intentando llegar a un orgasmo vertical con una mano, y con la otra intentando quitar el velo de la Barbi árabe de sus hermanas…
Bromas aparte, las mujeres marroquíes no tienen porqué hacer de niñeras a unos hombre que se han quedado a caballo entre una adolescencia frustrada y una realidad que rechaza el injerto talibanista. Desgraciadamente, a nosotras nos corresponde reeducar toda una sociedad empezando por quitarnos la cruz de encima. Cuantas más espaldas erectas hay más manos libres habrá para quitar las otras cruces. Los niños de hoy son los potenciales hombres o machos de mañana, todo depende de como es la espalda de sus progenitoras. La legislación, las leyes, la sociedad civil, proporciona las manos que cortan las cuerdas de las cruces, pero erguir las espaldas solo depende de nosotras.
(22/08/06)