El calentamiento de la tierra es ya otra de las amenazas para la humanidad. De una parte la sequía y la desertización y de otra las inundaciones y las epidemias. En todo caso, en cada paso de la humanidad hubo, hay y habrá amenazas. Pero, si imaginábamos la tierra sin los humanos, al menos no habría esta contaminación cotidiana que causa desequilibrio en este planeta tan vulnerable. El ecosistema sufre por causa del mal uso de los recursos naturales por parte del hombre.
Uno de los tesoros más preciosos de la tierra es el agua, el secreto de la vida y una de las fuerzas más poderosas. Ocupa el 70% de la superficie de nuestro planeta azul, llamado así precisamente por este motivo. Sin embargo, la sequía está de actualidad. Se habla de una subida de 2° de la temperatura de la tierra. Tanto España como Marruecos pasan por una sequía que puede amenazar muchos sectores, sobre todo el turismo. Siendo las cosas así, el mal uso del agua viene a empeorar la situación. Duele de verdad ver personas aparentemente civilizadas lavar sus coches como si estuvieran regando un jardín. Y hablando de regar, los campos de golf que son típicos de los países escandinavos donde la lluvia es abundante, y según los expertos, pueden consumir lo que una ciudad. Y es lo que sucede en mi ciudad Martil que conoce cada verano la visita de miles de turistas tanto locales como extranjero que necesitan agua no sólo para practicar golf sino para ducharse más de dos veces al día y sin moderación. Y los que como yo viven en la cuarta planta se ven privados de agua, sobre todo en medio día cuando se consume más agua.
Así, no sólo la sequía es el problema, sino también la conducta de la mayoría de nosotros que no sabe aún cuan valiosa es el agua que derrochamos sin pensar que puede llegar un día en que abramos nuestro grifo y no salga ni una sola gota. Para que no ocurra tal desastre, cambiemos de actitud y demos al agua su verdadero valor. Se trata de nuestro futuro y del futuro de nuestros hijos. ¡No desperdiciemos el agua!
(13/03/07)