Cuarta reunión del 16 al 18 de marzo, sin que en nada se haya avanzado hasta el momento. O al menos eso es lo que parece desprenderse de las declaraciones de los representantes de Marruecos y del Frente Polisario, así como los informes remitidos por el secretario general de la ONU Ban Ki-Moon, quien literalmente reconoció que “no se puede considerar los tres encuentros como negociación, porque no hubo ningún avance”.
La gota del escepticismo la vertió el enviado especial de la ONU al Sáhara, Peter Van Walsum, que tras su gira por Marruecos, los campos de Tinduf, Argelia y Mauritania dijo no encontrar motivos de esperanza para esta cuarta ronda de negociaciones.
Las negociaciones precedentes comenzaron en junio, agosto de 2007 y enero de este año. Poco antes de esta tercera cita el Frente Polisario afirmó que si no se producía ningún avance significativo, volverían a retomar las armas. Una decisión sin embargo aplazada por lo menos hasta después de esta cuarta ronda que poco promete.
Más que el diálogo, podría afirmarse que asistimos ante una política de desgaste entre sordos. Marruecos sigue admitiendo como única y posible solución el referendum de autonomía, en donde el Sáhara Occidental pasaría a ser parte de Marruecos como una región más del país. Por su parte, el Frente Polisario subraya que la única solución pasa por el referendum de autodeterminación en el que se vote independencia o autonomía.
Y en esta exposición de posturas, la ONU no ha movido realmente ninguna ficha del tablero, puesto que ha intentado, hasta el momento, ser mediadora neutra para que las negociaciones se hagan “sin condiciones previas y con buena voluntad”. La voluntad, podría dudarse o no, pero las no condiciones previas es evidente que no se han cumplido. Con este contexto, la opinión pública se pregunta el papel que debe adoptar ahora Naciones Unidas: o tirar la toalla o forzar a ambas partes a no seguir con el desgaste de un discurso anclado.
En declaraciones a la radio pública argelina, el embajador de la República Arabe Saharaui Democrática (RASD) en Argelia, Brahim Ghali, dijo que los saharauis “están determinados a concretar” las resoluciones 1754 y 1783 de Naciones Unidas que “consagran el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación y la independencia en el marco de la conclusión del proceso de descolonización del Sahara Occidental”.
Lo inquietante es que, en esta dinámica de tensión, no sólo el Frente Polisario ha admitido la posibilidad de retomar las armas, sino que el ejército marroquí ha comenzado esta semana pasada maniobras militares en el sur del Sáhara Occidental, (tal y como denunció Brahim Gali) para demostrar la determinación de Marruecos a responder a todo ataque.
Para echar más pólvora al ambiente, el Frente Polisario ha realizado una serie de actividades (inaugurar un centro deportivo) en la localidad de Tifariti, enclave que está sirviendo de disputa y tensión para ambas partes. Marruecos considera que esta zona es “tampón”, y por tanto la presencia del Polisario allí es ilegal. El Frente Polisario, en cambio trata esta localidad como parte saharaui “liberada”.
Actores civiles a favor de ambas partes como herramienta para presionar más a la opinión pública
Por otro lado, el diplomático saharaui en Argelia anunció la próxima visita al Sahara Occidental de “más de un millar” de ciudadanos europeos, la mayoría de ellos españoles, para “denunciar el muro construido por Marruecos”.
Representantes de Organizaciones No Gubernamentales, de la sociedad civil y de formaciones políticas de España, Francia, Italia y Suiza iniciarían este domingo 16 de marzo una visita de una semana al territorio como muestra de solidaridad con el pueblo saharaui, indicó.
Los europeos formarán una cadena humana de más de un millar de personas ante el muro defensivo construido por Marruecos para denunciar la línea que representa “símbolo de la colonización”, dijo Ghali y subrayó que efectuarán un llamamiento a la comunidad internacional y a la ONU para que se destruya ese muro, apunta la agencia Efe.
En la otra cara de la moneda para hacer presión en la opinión pública, actores de la sociedad civil en las “provincias sureñas” de Marruecos denunciaron la semana pasada en Ginebra, la “estrategia destructiva” del Polisario “que compromete toda esperanza de llegar a una solución negociada y mutuamente aceptable a la cuestión del Sahara”.
Según la agencia marroquí MAP, estos actores asociativos condenaron la “pretendida representatividad que presume tener el movimiento separatista en el momento en que la gran mayoría de los saharauis vive en Marruecos, su patria, y dispone de un órgano ampliamente representativo, que es el Consejo Real Consultivo para Asuntos del Sahara (CORCAS)”.
En este sentido, Saaani Maulainin de la Unión para la Acción Femenina (UAF), Abadila Semlali, presidente de la Asociación Arrai, Essad El Musaui, ex-miembro del Polisario y Sidati El Ghallaui, también ex representante del Frente Polisario en Italia, se alzaron contra la actitud de organizaciones internacionales y de ONGs de derechos humanos que demuestran "cierta clemencia" hacia el Polisario.
Según los mismos actores, el Polisario es un movimiento "represivo, dirigido por verdugos y adepto de una ideología caduca, que desdeña los valores universales de libertad, el respeto de los derechos humanos, el derecho humanitario internacional y la práctica democrática".
Por otro lado, el nuevo grupo saharaui, Grupo Saharaui Independiente (GSI), que nació a principios de este año en Tenerife y se declara ni pro-marroquí ni pro-polisario, ha anunciado que a partir del lunes dia 17 de marzo 2008 iniciará una gira europea , que comprenderà Oslo, Estocolmo y Bruselas. El fin de esta gira es, según informan mediante un comunicado, dar a conocer los objetivos del grupo, y lograr los apoyos necesarios de la opinión publica y de la sociedad civil.
La delegación será encabezada por el coordinador del grupo, Abdelaziz El Mami,acompañado por el portavoz Hawari Berray, por Hmeyada Hamdi,representante para Andalucia y Moulimennin Chej, responsable de la mujer.
Al margen de las actividades de la sociedad civil, el futuro del Conflicto del Sáhara Occidental se juega en Manhasset ahora mismo. Es evidente que no se quiere llegar a una solución que no sea la pretendida por cada parte, y que los puntos intermedios están fuera de debate por el momento. En este sentido, la ONU debería hacer todo lo posible para que, de momento, no se rompa esta tregua de negociaciones. Si comienzan acciones armadas por ambas partes, no sólo se retrocede en el camino recorrido, sino que la población saharaui en la zona, ya sean pro-marroquíes o pro-Polisario, va a sufrir las consecuencias de una nueva guerra que podría ser evitada.
PTZ
(16/03/08)