Nos gustaría que nos ofreciera usted su perfil, su trayectoria personal hasta hoy.
Llegué a Cataluña con 4 años, en el típico proceso de inmigración, cuando mi padre consigue instalarse para trabajar en un municipio de Cataluña, Sanvoy de Llobregat, siendo de los primeros marroquíes que se instalaban en Cataluña entonces, en 1965. Luego, por el tema político sobre el Sáhara, cuando mi padre fue a Tánger de visita, no le dejaron volver a entrar en España desde la aduana. Por ello, regresamos toda la familia junto a él en 1975. Hasta entonces, yo sólo sabía hablar catalán y castellano, encontrando que, en nuestro barrio (popular y humilde), llamado Plaza de Toros, tuve que aprender marroquí y árabe con mis 12 años. Motivos del azar, en la cafetería que mi padre compró en Tánger, conocí a alguien que hablaba español y supimos de la existencia de un Instituto Español en la ciudad, pudiendo entrar en él, gracias al libro de escolaridad que llevamos desde Cataluña. Estuve en Tánger hasta COU, siete años en total, en la etapa de la adolescencia, periodo vital en donde Marruecos me impactó mucho. Al acabar el COU, regreso a España, en donde estaba mi familia ya, y estudio la carrera de Farmacia entre Granada y finalmente Cataluña, en la Facultad de Farmacia de la Universitat de Barcelona. Además, en esa época, no sólo se regresaron mis padres a Sanvoy de LLobregat, sino que gran parte de mis familiares, unos 60, llegaron a vivir al mismo municipio, hasta hoy.
De mis años que estuve en Marruecos sólo puedo decir cosas positivas. Desde el punto de vista económico lo pasamos muy mal, pero hay algo que nunca se puede olvidar y considero muy positivo, que es el hecho de saber qué significa ser marroquí, su lengua y su cultura, incluída la amazigh. Y cuando uno tiene una valoración positiva de su país de origen, es más fácil abrirse al resto de culturas. Yo soy de los que piensan que no puede ser que las culturas no se entiendan, hay que buscar lo que une, no los aspectos negativos.
Esta idea y sentimiento es lo que me llevó, siendo plenamente consciente de la situación de los inmigrantes, a fundar en 1994, junto a catalanes de origen marroquí, la Associació Sociocultural Ibn Batuta (www.ascib.net). Algo que se debía hacer, para cambiar el concepto que había sobre los inmigrantes y el concepto de los inmigrantes sobre la integración en España. Los colectivos de nuevos ciudadanos tenían muchos problemas.
¿Cómo hablar de integración cuando hay preocupación por la falta de estabilidad y futuro en su vida e hijos? De ahí nuestra idea de hacer una asociación que trabajara el tema jurídico, cultural y sobre todo los jóvenes, los llamados “segunda generación”, o mejor dicho “hijos de familias inmigradas”. Porque además, observamos un problema de choque generacional de padres e hijos, y sobre todo hijas.
¿Por qué el nombre de Ibn Batuta?
Ibn Batuta fue un viajero musulmán del siglo XIV, que hizo más viajes incluso que Marco Polo. Su libro El Viaje está traducido al castellano y catalán, si quieren adentrarse en este personaje histórico, que, sin duda, es un modelo de adaptación. Y es que Ibn Batuta, en sus diferentes viajes por varios países, siempre se adaptaba a la cultura que le acogía. Y esta faceta, y siendo un personaje conocido en el mundo árabe, nos llevó a llamar así a la asociación.
Este personaje es conocido en Marruecos, y por ejemplo, el puerto de Tánger se llama Ibn Batuta. Pero considero que aún falta fomentar más esta figura desde Marruecos, que ya se ha planteado en la UNESCO.
¿Qué cargo desempeña en esta asociación?
Empecé voluntario y sigo siéndolo, aunque en calidad de presidente. Incido en lo de voluntario, porque no percibo ningún sueldo por esta posición. Mi tiempo, tras mi trabajo antes en una multinacional farmacéutica suiza, lo dedicaba a la comunidad marroquí. Y basta decir que de 10 a 15 miembros al empezar, en 2007, sólo en Barcelona, hay registradas, con contacto directo, 9.000 personas. Aunque también estamos en contacto con mezquitas, con comunidades que nos llaman desde otras ciudades y municipios, etc. En los últimos años, con la presencia masiva de inmigrantes que acudían a nuestra asociación, nos trasladamos a la nueva sede actual, situada en el Rabal, 182; en donde ya no sólo damos asistencia a los marroquíes, sino a otros colectivos como el paquistaní.
Aparte de Cataluña, ¿tienen delegación en alguna otra zona de España?
Tenemos delegaciones en Madrid y en Valencia, y con peticiones de abrir otras tres delegaciones más en otras ciudades, de lo que ya informaremos más adelante, por petición de la propiedad comunidad marroquí. En Cataluña tenemos acuerdos con 77 ayuntamientos, y también tenemos un proyecto de cooperación muy interesante con Marruecos, como Fundación Ibn Batuta; siendo la primera entidad constituida con estatutos marroquíes. Una fundación que está desarrollando proyectos sobre contratación de origen, en colaboración con empresas catalanas. Ahora, por ejemplo, hay 80 jóvenes que se están formando en construcción y en informática en Tánger, y ya hay dispuestas empresas catalanas involucradas que están dispuestas a contratarlos en Marruecos.
¿Cuántos inmigrantes de origen marroquí hay en Cataluña?
En Cataluña tenemos cerca de 250.000 catalanes de origen marroquí. Y digo “catalanes de origen marroquí” porque quiero que se visualice claramente que son personas, ciudadanos con derechos y obligaciones con igualdad de oportunidades, como cualquier otro ciudadano. El nombre, sea Jordi, Ana, Mohamed o Rachida debe dar igual. Es muy importante tener en cuenta esto, porque si no nos encasillamos en conceptos que no representan del todo la realidad. Por ejemplo, llamar a mi padre inmigrante, cuando desde los años 60 se instaló en Cataluña, a día de hoy, es algo atemporal.
¿Por qué tiene ese reconocimiento o apoyo Ibn Batuta respecto a las autoridades catalanas?
Nosotros, cuando propusimos la idea de crear una asociación que abordara el tema de la integración de la inmigración en el ayuntamiento de Barcelona, fuimos los primeros en abordar un proyecto que, por iniciativa propia de esos llamados “jóvenes de segunda generación”, trataba esta realidad, sobre la identidad, las mismas oportunidades de acceso a educación, el éxito escolar, etc. El ayuntamiento consideró que era un tema de absoluta prioridad e interés. El trabajo, lógicamente es en contacto con los partidos políticos. En aquél entonces era Convergencia I Unió. Pero debo resaltar que Ibn Batuta nunca ha sido una entidad política o politizada; a diferencia de otras entidades que, también legítimamente, ha tenido otros intereses políticos. Pero nosotros nos centramos en que los ciudadanos catalanes de origen marroquí tengan igualdad de oportunidades, sin ligarlo a ningún interés político.
Ciertamente, yo me afilié al Partido Socialista en 1995, un año después de crear la asociación. En 2003 Pascual Maragall entró en contacto con la asociación, a partir de una conferencia en la Pedrera, sobre la inmigración, y fue entonces cuando me propuso entrar en las listas de su partido como diputado.
¿Qué le llevó a aceptar este papel político?
Me motivaba formar parte del debate cultural sobre la aceptación de voto del inmigrante. Es importante que se visualice que alguien que se llame Mohamed puede desempeñar su función en un Parlamento, una diputación o cualquier cargo, como cualquier otro ciudadano más. ¿Por qué no se va a poder participar en la vida política del país en el que se vive desde hace años? Y es que el inmigrante debe formar parte de la sociedad española, actuar en ella a nivel social, cultural, económico pero también a nivel político. Lo que no podemos decir es a la gente que se integre, pero al mismo tiempo decirle que hay unos derechos que no pueden tener nada más que los autóctonos, que hasta ahí no pueden pasar. Unos derechos que además son fundamentales como ciudadano precisamente, como es el caso del voto.
De ahí que estemos intentando que haya voto municipal para que decidan también cómo quieren que sea su barrio, qué político debe gestionarlo, etc. Es la mejor manera para que el inmigrante tenga un sentimiento de pertenencia en el país en el que viven si no, ya se puede estar con discursos sobre integración, que verdaderamente no se produce, hasta que las personas no se sientan valoradas en el país en el que viven, y eso pasa por tener todos los derechos fundamentales como ciudadano. Muchos pagan sus impuestos pero no tienen el derecho a voto. Me parece absurdo, fuera de lugar, y además habiendo otros países europeos que lo están haciendo con total normalidad, sea Bélgica, Dinamarca, Holanda, etc.
En relación a su labor con la población inmigrante, usted también ha sido recientemente elegido miembro del Consejo de la Comunidad Marroquí en el Extranjero, que se formó a petición de Mohamed VI el pasado mes de diciembre. ¿Cómo llega a ser elegido? ¿Fue una propuesta personal o le llamaron desde Marruecos para formar parte de este proyecto?
Yo no he pasado desapercibido en el contacto con la comunidad marroquí residente en España, y fue el propio presidente del Consejo de la Comunidad Marroquí quien me dijo que sería interesante participar en los debates y reflexiones, y dentro del propio consejo hubo unanimidad total para que estuviera ahí. Una iniciativa interesante en la que, al ser un consejo consultivo, no político, sin duda podía ayudar por mis conocimientos y experiencia.
Más que una representación de los 3 millones de marroquíes que viven en el extranjero, entiendo que este consejo, de 37 miembros (aunque llegaremos a 50) aspira a que sea un elemento aglutinador de aquellas políticas que desde Marruecos se apoyan para la integración de los marroquíes en los países de acogida. Y si además ayuda a coordinar y aglutinar a las diferentes asociaciones para recoger las demandas de las comunidades marroquíes de cada país y llevarlas al consejo, pues entiendo que se ha creado un espacio de reflexión y debate sobre la comunidad residente en el extranjero, a nivel político, social y cultural muy interesante. Por ejemplo, se puede debatir en él cómo ellos pueden participar en el voto en su país de origen y en el de acogida. Los marroquíes quieren vivir bien en su país de acogida y al mismo tiempo no olvidar su país de origen, contribuyendo en su desarrollo económico, social, en la defensa de los derechos humanos, a partir de su experiencia de vivir en otro país.
De hecho, hace poco se organizó en el IEMed (Instituto de Estudios del Mediterráneo) unas jornadas para incentivar la inversión en la zona oriental marroquí por parte de la población residente en Cataluña procedente de este país…
Esa jornada la organizó la Fundación Ibn Batuta, tras el contacto con la Fundación Hassan II cuando participó en una conferencia de la Caixa sobre la posibilidad de contribuir económicamente en Marruecos mediante las remesas. En estas jornadas me comentaron el interés de organizar unas jornadas en Europa sobre la participación de los marroquíes en el desarrollo social-económico de Marruecos, de momento en la zona oriental, y yo les propuse hacerlo en España y en concreto en Cataluña, puesto que hay unos 700.000 marroquíes en el país, y tan sólo en Cataluña unos 250.000. Muchos de ellos con proyectos económicos y con éxito que han triunfado, en sectores como la alimentación, cuero o construcción por ejemplo. Así que nos pusimos en contacto con el IEMed, con quienes tenemos desde Ibn Batuta una relación excelente, y organizamos estas jornadas que han sido todo un éxito, puesto que han participado 286 personas, tanto marroquíes como catalanes, a nivel empresarial e institucional; y en las que estuvieron el ministro de la Comunidad Marroquí en el Extranjero, el embajador en España, Omar Azzimán, y la Consellera de Trabajo catalana.
Es un proyecto que no hace más que comenzar, y que es muy positivo, no sólo por el hecho económico y social sino por las oportunidades de participar en mejorar su país de origen, los lazos de amistad que se crean entre marroquíes y españoles y esa ilusión por ayudar.
Respecto a la decisión de hacer unas primeras jornadas sobre inversión en la zona oriental de Marruecos, se debe a que más del 50 por ciento de los marroquíes que residen en Cataluña son de esta zona. Y es que es un área importante por los lazos de la población inmigrante, pero también por las oportunidades existentes, porque allí hay aún espacio y margen para que los empresarios españoles participen. Nuestra obligación es dar a conocer las oportunidades existentes de la zona. Por ejemplo, he tenido una reunión con empresarios marroquíes que residen en Cataluña, que visto que ahora este sector empieza a decaer en España, quieren invertir en la construcción en Marruecos. Y es que los marroquíes residentes en el extranjero pueden aportar su conocimiento laboral, su saber hacer.
¿Cuándo harán una reunión este Consejo de la Comunidad Marroquí residente en el extranjero?
Precisamente nuestra primera reunión es el 6 y 7 de junio en Rabat. Considero muy interesante por ejemplo las comisiones que se están definiendo dentro del Consejo. Y es que se quiere dar una gran importancia a las mujeres y jóvenes, como algo fundamental, por encima de otras comisiones. Lógicamente hay otras comisiones que tienen que ver con cultura, servicios públicos que se ofrecen en el extranjero a los marroquíes, etc. En la cultura, uno de los pilares fundamentales en la enseñanza de la lengua y la cultura marroquí en la línea del programa ELCO. Y otro punto sin duda importante a tratar es prestar atención a los aspectos religiosos, mediante la comisión de religión y ver cómo están viviendo los musulmanes en los países de acogida. Así como mejorar la imagen de los consulados, etc.
Respecto a las relaciones hispano-marroquíes, usted que por ejemplo formó parte de la delegación catalana en misión comercial a Marruecos, junto al presidente catalán José Montilla, nos gustaría que nos opinase brevemente sobre el panorama actual que están viviendo ambos países
Las relaciones entre España y Maruecos están pasando por un momento excelente. Entre dos países puede haber momentos de tensión como es lógico entre dos vecinos, pero sin duda alguna son muchas las cuestiones que ambos países tienen en común, tanto desde el punto de vista de la inmigración, pesca, Marruecos como primer país en adquirir el Estatuto Avanzado, Marruecos como puerta de África, a 14 kilómetros de España, etc. Hay muchas cuestiones que unen ambas orillas y países. Creo que un español está mucho más cerca de Marruecos desde el punto de vista cultural, gastronónimo, música, arte, etc.. que de un país de Europa del Este, por ejemplo, países que respeto profundamente. Y por supuesto la religión no debe verse como algo que separa sino como algo que enriquece y une.
Y bueno, respecto a los intereses económicos entre ambos países es evidente por las grandes oportunidades que ofrece Marruecos al empresariado español, así como el gran acercamiento entre ambas poblaciones. La reciente visita de la delegación empresarial catalana, junto al presidente de la Generalitat, José Montilla, fue muy positiva, con el proyecto de Tánger-Med, el estudio de perspectivas desde el puerto de Barcelona, etc. Uno mira además a otras ciudades, como Rabat, Casablanca, Marrakech, se observa que España está muy presente en Marruecos. Y es que debe haber una relación fluida desde todos los sectores. Por ejemplo, también hay un gran interés por aprender español desde Marruecos.
Creo que más allá de los problemas que hayan, entre nuestros países hay una cuestión importantísima: no sólo son relaciones estatales, sino que hay un reclamo, una voluntad del pueblo español y el marroquí por entenderse; por lo que las relaciones hispano-marroquíes deben estar siempre encima de la mesa para que sean relaciones fructíferas y con futuro. No me imagino a España sin Marruecos ni a Marruecos sin España.
Cuando se habla de política y Marruecos en España, inevitablemente sale a colación el asunto del Sáhara Occidental. ¿Cuál es su opinión respecto al momento actual de las resoluciones de este conflicto, y la idea de que el modelo autonómico catalán sea un ejemplo en la propuesta de autonomía que sugiere Marruecos?
Ante el bloqueo de un conflicto que dura más de treinta años, Marruecos da un paso adelante un propone un proyecto de autonomía para el Sáhara. Este proyecto no debe quedar en vano. Los marroquíes están intentando dar una solución, y España lo ha sabido ver, ya que el presidente de la Generalitat, o el Ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación han dicho que es un proyecto que aporta un avance sustancial en el conflicto como camino de solución, España desea que este conflicto acabe, respaldando a las Naciones Unidas.
Desde mi opinión, si se pensara realmente en el pueblo saharaui, en su presente y en su futuro, uno intentaría que no se alargara más este conflicto, sino darles garantía de un futuro digno, y para ello se deben generar unas circunstancias que fomenten la mejora de esta región.
Personalmente, avalo que Cataluña sea tomado como ejemplo para el Sáhara. El Proyecto de Autonomía ha funcionado en España, y eso nadie va a negarlo. Así que puede ser interesante tomarlo como referencia. Yo siempre digo que Marruecos mire a España, no para copiar el modelo íntegramente, porque cada país tiene sus especificidades, pero nadie duda hoy del desarrollo económico y social que se ha vivido en España desde la democracia. Y una comunidad autónoma como Cataluña con plena autonomía en educación y salud, con otras competencias desde el Estado, es un modelo a tener en cuenta.
Ya para cerrar nuestra entrevista, volviendo al tema de la comunidad marroquí que reside en España, nos gustaría saber si hay iniciativas de agrupación del colectivo a nivel asociativo, de referencia para el inmigrante
Hoy no existe en España ninguna asociación que represente íntegramente a la comunidad marroquí, aunque haya asociaciones que intenten afirmar lo contrario. Con 700.000 marroquíes, es imposible que se vaya diciendo que tal asociación o tal otra representan a todo el colectivo. Pero sí que hay iniciativas interesantes. Por ejemplo la próxima creación de una “Casa de Marruecos” con sede en Barcelona; o la recientemente creada “Federación de Entidades Culturales Catalanas de Origen Marroquí”, en la que se me ha elegido como presidente, que aglutina a 53 entidades con 4 vicepresidencias en Tarragona, Girona, Lleida y Barcelona, así como un grupo de personas que gestionan a nivel general, con una secretaria general, que es la doctora Mouna Louhaman, de origen marroquí, así como una tesorera, portavoces, etc. Un grupo muy diverso desde varios municipios de Cataluña. Además se han establecido en esta federación ocho comisiones, como la económica, de empresarios marroquíes, la comisión sobre Mujer y la situación de España, que abarca temáticas como la Mudawana y el Derecho comparado, una comisión Social-Laboral, otra Jurídica, de Juventud y Deporte, o por ejemplo de Cultura, sobre lengua y las raíces marroquíes.
Es una Federación creada en Cataluña, pero se están organizando ya en otras comunidades autónomas hoy. Creo que este debe ser el modelo, porque así ayudamos a las pequeñas entidades para gestionar y justificar sus proyectos, y así es la mejor forma de que esas entidades sean cercanas al colectivo marroquí.
En la presentación de la Federación asistieron 400 personas. Son entidades y personas de confianza que llegan a la comunidad. Pensar que uno lo es todo o que es el mejor de todo no va hoy día. Hay que abrir las puertas a las personas, entidades, ayudarles…y constituir una federación es el mejor camino para adaptarse y llegar de verdad a toda la comunidad marroquí, y gozar de su confianza.
El 14 de junio nos reunimos y una de las diferentes propuestas que se van a debatir entre estas entidades es hacer un acto con todos los alcaldes de la zona para presentarles la federación y tener una relación fluida con los ayuntamientos. Lo que queremos es que todas estas comisiones puedan trabajar en todos los municipios de Cataluña, porque es difícil encontrar un municipio que no tenga población de origen marroquí. Es además una iniciativa única en Europa, que considero más que positiva. De hecho, ya hay una petición para crearla igual en Madrid y Andalucía.
Patricia Trejo
(04/06/08)