Su quema se produjo en la región de Ketama en presencia de una comisión de lucha contra el contrabando, integrada, entre otros, por autoridades locales y miembros de la Gendarmería Real y de la Seguridad y Sanidad nacional.
Las fuentes recordaron que la droga incinerada había sido decomisada a lo largo de diferentes operaciones llevadas a cabo recientemente en el marco de los esfuerzos realizados por las autoridades públicas para acabar con el cultivo de cannabis en esa provincia septentrional.
Hablar de cannabis o marihuana en Europa, es casi seguro sinónimo de producto marroquí. Es una realidad, moleste a quien moleste. Cabe recordar que desde hace algunos años, sobre todo desde 2003, las autoridades marroquíes admitieron la existencia de una enorme extensión de cultivos de kif, la planta del cannabis de la que se extrae el hachís. Hablamos que entonces había más de 130.000 hectáreas dedicadas al cannabis en la zona norte septentrional marroquí, en zonas que rodean Ketama, Chef-Chaouen, Alhucemas, etc. Próximo además de la frontera con Ceuta, de Melilla y de Tánger, desde donde es fácil que la droga salga al mercado europeo.
Según el informe de 2007 de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, el 70 por ciento del hachís que se consume en Europa es marroquí.
Ya se han hecho públicos casos de altos cargos implicados en el narcotráfico, condenados en Marruecos, y se sabe que sobre todo en verano, la policía marroquí realiza tareas de quema de plantaciones de kif.
Por el momento, parece que las autoridades marroquíes hacen mayores esfuerzos por controlar la droga, así como el aumento de la vigilancia en las costas andaluzas y levantinas, por donde suele introducirse la droga.
Pero es evidente que el cultivo de esta planta no va a erradicarse de la noche a la mañana. Sobre todo, hay que tener en cuenta que este evidente mercado de narcotráfico, tiene en parte, raíces de una tradición cultural que se remonta a varios siglos. De ahí la paradoja y, cómo no, la hipocresía.
(26/08/08)