El Ministerio de Habús y Asuntos Islámicos mandará en septiembre durante el próximo mes de ramadán (mes de ayuno) a 167 predicadores y nueve predicadoras para atender las necesidades religiosas de los expatriados y salvaguardar a sus nacionales de mensajes integristas.
De los 176 elegidos, 100 se dirigirán a Francia, 31 a Bélgica, diez respectivamente a Italia y Alemania, otros siete tanto a España como a Holanda y el resto se repartirán entre Dinamarca, Suecia, Noruega, Finlandia, Suiza, Gran Bretaña y Canadá.
Es el tercer año que el Ministerio emprende esta iniciativa por la que los predicadores son enviados para guiar las plegarias de sus compatriotas, "prevenirles contra todo discurso de naturaleza extremista, vincularlos a sus raíces marroquíes" y llamarlos a actuar por el bien de la comunidad en la que se encuentren.
"La enseñanza adecuada del Islam fomenta la tolerancia hacia otros comportamientos. Nos interesa transmitir los verdaderos principios del Islam, como religión moderada y tolerante, para reforzar la integración de los marroquíes", dijo a EFE la miembro del Consejo de Ulemas Fátima El Kabbaj.
A juicio de esta doctora del Islam el objetivo es también "enseñar a los residentes en el exterior a defender sus derechos económicos, sociales y religiosos" y lograr que cale en ellos el mensaje de Mahoma de libertad de pensamiento y rechazo a la violencia.
Los predicadores seleccionados han sido escogidos según el ministerio por "su buena reputación, piedad y buenas acciones", por su conocimiento del Corán y por contar con "las aptitudes intelectuales y físicas necesarias para cumplir su labor en las mejores condiciones".
"Cuando no hay una buen conocimiento de la religión musulmana, se hace una lectura superficial que puede conducir al extremismo", explica el integrante de esa cartera Hakim El Ghissassi, para quien con un discurso moderado se elimina el peligro de distorsiones.
Están recientes todavía noticias sobre la implicación de marroquíes en atentados como los del 11 de marzo de 2004 en Madrid y sobre el desmantelamiento de redes terroristas con ramificaciones internacionales que se especializaban en reclutar a voluntarios para combatir en Irak.
La enseñanza del árabe a los hijos de los expatriados, la creación de centros de orientación religiosa y el fortalecimiento de los lazos culturales entre las nuevas generaciones y su país de origen son alguna de las iniciativas planteadas.
No se obvia tampoco el importante papel que juegan los expatriados en la economía nacional, teniendo en cuenta que una de las principales fuente de divisas del país son las remesas de los emigrantes, que durante los ocho primeros meses de 2007 alcanzaron los 37.276 millones de dirhams (unos 3.349 millones de euros).
El ministro delegado del primer ministro, encargado de la Comunidad Marroquí residente en el extranjero, Mohammed Ameur, confía que en seis o siete meses se tengan definidos los primeros elementos de una política nacional de inversiones dirigida a ese colectivo.
Se trata en definitiva de prestar mayor atención al cerca del 10 por ciento de la población marroquí que vive en el extranjero, cuya figura en el país se hace en verano más evidente con su retorno a Marruecos por las vacaciones.