La identidad según una de las definiciones del diccionario de la Real Academia Española, es un conjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad que los caracterizan frente a los demás.
Precisamente la Identidad es la compleja respuesta a la eterna pregunta humana "¿Quién soy?" y “¿quién eres tú?”. La identidad es una necesidad básica del ser humano. Poder responder a la pregunta de quién soy yo y quién es el otro? es tan necesario como el afecto o el alimento.
La identidad distingue nuestro colectivo inmigrante de otros, así como la identidad individual distingue a nuestra individualidad de otras. La identidad colectiva es a la vez común y diferente, según el contexto. Por ejemplo, "nosotros los inmigrantes" se opone a los "autóctonos" los “cristianos” a los “musulmanes” los “de Europa del este” a los “africanos”. El nosotros, es evolutivo y contextual. Son muchas las identidades colectivas y algunas incluyen a otras. Como inmigrante marroquí de primera generación, he pensado muchas veces sobre el tema, porque entenderme la cuestión de la identidad es realmente facilitarme el proceso de integración, es reconciliarme conmigo mismo.
Llevo en España casi 8 años, no tengo la nacionalidad española y no puedo pretender ser al cien por cien marroquí, por el mero hecho de que cada etapa de mi vida ha constituido una parte de me identidad, y que tengo una identidad base que es la marroquí por nacer en Marruecos, pero a ella se añade, si la puedo llamar, una subidentidad o microidentidad al estilo español, por los años vividos en España.
Si para algunos no existe una compatibilidad cultural y identitaria entre Occidente y Oriente (Islam), la verdad para mí no ha sido la cuestión, porque he sentido que es muy compatible conjugar distintas culturas sobre la misma base a condición de entender muy bien a sí mismo y a su cultura , el ejemplo que puedo dar es de una metáfora que refleja cómo veo yo a mi identidad y a mi mismo, es el ejemplo de una persona que ha construido su primera casa al estilo musulmán árabe y marroquí y que después construyó sobre esta misma base un apartamento al estilo europeo, latino y español, entre ambos hay escaleras, en que la persona puede subir y bajar, llevar y cambiar cosas, entrar y salir. No puedes entenderme sin entrar por la primera casa que es mi base, pero tampoco me vas a conocer mejor si te quedas en el primer apartamento sin subir al segundo, porque son complementarios, constituyen el mismo bloque, la misma identidad de la misma persona, y si en el futuro cambie de lugar o empiece otra vida en otro país y otra cultura distinta tendrá la posibilidad de construir encima otro apartamento que refleja también el desarrollo de mi identidad a través de los años y los tiempos.
Se puede decir que mi identidad marroquí y la de cualquiera es evolutiva y está en proceso de cambio permanente, lo que implica la afirmación de particularidades, pero también de diferencias y relaciones con los otros sin necesidad de choque. Se trata de una pregunta siempre presente cuya respuesta se busca en imágenes, situaciones, convivencias, fragmentos, recuerdos, historias, relaciones con uno mismo y con otros.
Si para muchos de los inmigrantes marroquíes de primera generación, la cuestión de la identidad no preocupa mucho, la cosa no lo es por la segunda y tercera generación, porque tienen que saber quienes son, ¿Si son hijos de sus padres? o ¿Son hijos de la sociedad donde han nacido? O ¿Son hijos de Marruecos?
En el contexto cultural español se da mayor relevancia a algunos "nosotros" (por ejemplo, "nosotros los españoles" o “nosotros los valencianos”) y, por lo tanto, cualquier otra característica queda relegada a un segundo plano. Así, la imagen de "ellos" (por ejemplo, “los hijos de inmigrantes” o “los españoles de origen….” "ellos los moros, los sudacas o los negros" implica prejuicios y segregación, lo que revela un conflicto de identidad en quienes han creado el "ellos". Lo que el "nosotros" no logra asimilar, lo proyecta hacia un "ellos" reprimido y negado en el interior del propio grupo.
Personalmente, creo que son hijos, a la vez de sus padres y de la sociedad, por lo cual será un egoísmo que deciden por un Estado o por una sola cultura, lo ideal es que sienten a la vez españoles y latinos o españoles y árabes, no hay que enseñar les que es algo incompatible, lo mejor es que sepan que pueden sentir una doble identidad que es su propia identidad, y por lo cual tendremos identidades equilibradas y no frustradas por el choque que genera decidir por un Estado o una cultura que al fin y al cabo conduce a crear identidades vacías desequilibradas que no se identifican a ningún colectivo, ni el español, ni el marroquí.
Creo que toda persona aspira a ser alguien en este mundo, para España y los padres de los inmigrantes es la hora de empezar a trabajar en armonía para que los futuros jóvenes sienten arraigados en la riqueza cultural y no perdidos en los supuestos choques culturales, es la hora que nacen generaciones que se sienten iguales de hecho y de derecho, que ven modelos de éxito, y que no sienten que son un problema o que están al margen sino al contrario que pueden sentir el plus de pertenecer a dos mundos en un solo mundo, que pueden ser orgullos de ser a la vez españoles y marroquíes.
(13/08/07)