Lanzamos "un último grito desesperado ante una situación que consideramos insostenible", indicaron en un comunicado los doce periodistas españoles acreditados permanentemente en Marruecos como corresponsales (siete de cadenas de televisión, tres de emisoras de radio, uno de un diario y otro de una agencia de prensa). En el comunicado manifiestan sentirse “amenazados por la arbitrariedad del Gobierno local y absolutamente desamparados".
Sólo el delegado de la agencia española EFE no suscribió la denuncia, según la prensa española.
Los corresponsales españoles denuncian entre otras cosas que tres televisiones fueron privadas del permiso para transmitir directamente a España vía satélite, y que el corresponsal de una de ellas sufrió además un robo en su casa en enero en el que los ladrones no le robaron dinero ni objetos de valor, pero sí computadoras e información escrita tras participar en un reportaje sobre el Sáhara Occidental.
El Conflicto del Sáhara Occidental, tema tabú
Los informadores atribuyen las presiones a su cobertura sobre el conflicto del Sáhara Occidental. Así, dos periodistas, la corresponsal de la cadena Cope, Beatriz Mesa, y la de la Cadena Ser y el diario "La Vanguardia", Carla Fibla, han visto desestimadas sus acreditaciones, si bien en el caso de la segunda aún no es oficial.
Según informa el periódico español ABC, a Beatriz Mesa el ministro marroquí de Comunicación,Jalid Naciri, le reprochó en una carta haber asistido, en febrero, a un acto cercano al Frente Polisario por parte de la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui, en la isla española de Mallorca.
Por su parte, el periodista marroquí de “El Mundo”, Ali Lmrabet, afirma que en caso de que esta periodista no abandone voluntariamente el país, el gobierno marroquí se prepara a expulsarla.
En el artículo de Lmrabet se informa de que “en un trato denigrante, el pasado 13 de marzo, Driss Abdou, un alto responsable del Ministerio de la Comunicación, hizo jurar en su despacho a las dos periodistas que nunca más tendrían relaciones con el Polisario o personas cercanas al movimiento independentista saharaui. Si no, las informadoras tendrían, les dijo, que ‘atenerse a las consecuencias’”.
Por otro lado, continúa “El Mundo”, según un periodista español que no ha querido ser identificado por miedo a represalias, "desde enero pasado las tres televisiones con oficina permanente en Marruecos –TVE, TV-3 y Canal Sur TV- están privadas del permiso de transmisión que poseían desde 2004. La empresa española encargada del servicio de transmisión de las imágenes y noticias a las redacciones en España ha sido sumida en un laberinto jurídico sin salida para impedir su funcionamiento, y en la actualidad no pueden ejercer sus funciones, con lo que se impide que el trabajo de las televisiones españolas llegue de forma normalizada a los espectadores de nuestro país".
Un problema que no ocurre, parece ser, con otras cadenas extranjeras que sí han obtenido ese permiso de transmisión.
"¿Para qué sirve tener buenas relaciones con Marruecos si no podemos ejercer nuestra labor en este país?", se lamentaba uno de ellos en una conversación telefónica con “Elmundo.es”.
Antes de hacerse público este comunicado de denuncia, el grupo de informadores escribió cartas a la vicepresidenta del gobierno español, María Teresa Fernández de la Vega; al ministro de Exteriores y Cooperación, Miguel Ángel Moratinos, y al secretario de Estado de Comunicación, Fernando Moraleda.
Tras conocerse el comunicado, Fernández de la Vega llamó a Moratinos y le pidió que intentara resolver este problema, lo que logró en cuestión de horas, según informa Ignacio Cembrero, periodista de El País. "El asunto está solucionado en todas sus vertientes", ha declarado Manuel Cacho, portavoz del Ministerio de Exteriores.
Habrá que esperar a ver si los corresponsables permanentes en Marruecos informan de una mejora de su situación como informadores de lo que ocurre en este país; ya que la libertad de prensa debe considerarse como uno de los mejores garantes de la democracia de un país.
Mientras se informe de lo que ocurre, ya sea de economía o de un tema más delicado como el conflicto del Sáhara, con respeto y veracidad, un periodista no debería sentir que se coarta su profesión de informar sobre la realidad.
(31/03/08)