(22/06/2010).- En los trés últimos meses, Marruecos ha contabilizado la llegada de 602 jóvenes de edades comprendidas entre los 20 y los 31, procedentes de los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf, Argelia. En un artículo en El Imparcial, Pedro Canales establece una analogía entre estos jóvenes y los que se aventuran a través de las aguas del Estrecho. Estos saharauis también buscan una vida con futuro.
Muchos de estos chicos, que no conocen Marruecos ni el territorio del Sáhara bajo su control, atraviesan el desierto de Mauritania para entrar en los Territorios Ocupados o sortean los campos de minas y saltan los muros, con la evidente complicidad de sus vigilantes.
“Se trata de un fenómeno social, y no político, como quiso dejan entender el régimen marroquí en un primer momento”, confiesa a El Imparcial una fuente de la oposición interna dentro del Frente Polisario a la dirección de Mohamed Abdelaziz. Miembros de la formación Jat Achahid — disidencia interna en el Frente que contesta la dirección actual — afirman que estos jóvenes que huyen a centenares de los campos de Tinbduf “sólo quieren una vida mejor”. “No son una corriente política, ni tienen problemas ideológicos con el Polisario, ni consideran a Marruecos como su patria. Simplemente no aguantan las condiciones de vida en los campos, y quieren emigrar”.
El silencio del Frente Polisario y las reticencias mostradas por el régimen de Rabat, que no está seguro de las intenciones de estos jóvenes saharauis, muestra la gravedad del problema, señala Pedro Canales en su artículo titulado “Las pateras de las arenas del Sáhara llegan a Marruecos”