Este año, el noveno de su llegada al trono, el rey de Marruecos ha echado más leña al fuego, aunque en un tono de buena voluntad y “reconciliación”. En el discurso ofrecido el pasado 30 de julio en Fez, el monarca indicó que "las divergencias en el conflicto del Sáhara Occidental no pueden justificar que prosiga el cierre de las fronteras terrestres de manera unilateral, algo que los dos pueblos viven como un castigo colectivo".
Una postura unilateral que apunta a Argelia y el conflicto del Sáhara Occidental, ya que Mohamed VI consideró la cuestión del Sahara Occidental como una "prioridad marroquí" y confirmó la "voluntad y buena fe" de su país "para encontrar una solución política consensuada para la resolución de este conflicto", que a su juicio "ha durado mucho".
En este discurso de la Fiesta del Trono el monarca alauita ha nombrado por primera vez de manera explícita a la población saharaui no solamente dentro de un Marruecos unificado, sino también dentro de la unión del Magreb, idea que no concretó pero que deja abierta la puerta a nuevos proyectos de integración del territorio saharaui, según apunta la agencia española Efe.
Por ello, expresó su deseo de "tender la mano para alcanzar una reconciliación y reforzar la confianza a través del diálogo global entre las partes implicadas", con la toma de iniciativas "creíbles" "para la normalización de las relaciones marroquí-argelinas y para una asociación constructiva con este país".
"Nuestro principal objetivo es responder a la voluntad de las nuevas generaciones de Marruecos y de Argelia para afrontar los verdaderos desafíos en materia de desarrollo y de complementariedad", añadió el monarca.
En este sentido, el monarca marroquí añadió que el conflicto de ambas naciones en el Sáhara es "la herencia de una época superada del siglo pasado" y por esa razón estimó que debe superarse, para lograr la construcción de "un espacio magrebí unido".
Es decir, para Mohamed VI, la solución del problema del Sáhara y la creación de un Magreb unido pasa por la reconciliación entre Marruecos y Argelia, países vecinos con fronteras cerradas.
Cabe recordar que en julio de 2004 Marruecos decidió suprimir el cierre de fronteras que Argelia impuso en 1994 después que las autoridades marroquíes exigiesen el visado de estancia a cualquier argelino que quisiera visitar Marruecos. El paso dado en 2004 fomentó que en marzo de 2005 Argelia aprobase una medida parecida, pero a día de hoy, las fronteras siguen cerradas.
Respecto a la unión regional, destacar que en 1989 se creó la Unión del Magreb Árabe (UMA) que fue congelada por las divergencias entre Marruecos y Argelia en torno a la celebración de un referéndum de autodeterminación del territorio saharaui.
Por ello, en este último discurso del monarca alauita, las palabras hacia una apertura real de las fronteras con Argelia también inducen inevitablemente a la situación actual del conflicto del Sáhara Occidental; estancado tras cuatro rondas de negociaciones, la última el pasado 18 de marzo.
Sobre dichas negociaciones bajo el auspicio de las Naciones Unidas, Mohamed VI hizo referencia en su discurso del Trono al congratularse por el “apoyo internacional” al proyecto marroquí de autonomía, haciendo alusión a las palabras del enviado especial de la ONU para el Sahara Occidental, Peter Van Walsum, quien ha considerado que la independencia no es una opción realista.
Tras estas declaraciones, no es de extrañar que haya una pronta respuesta de Argelia, en alusión a las fronteras y al conflicto del Sáhara occidental, en el que ha acudido a las rondas de negociaciones en calidad de país vecino, como Mauritania.
(04/08/08)