¿Cuales son los significados de la fiesta del trono? Y ¿cual es la naturaleza de los vínculos que unen SM el Rey-Emir al Muminin con los ciudadanos marroquíes según la pleitesía o el pacto de la « Beia »?
¿En qué circunstancias se celebra este año la fiesta del trono? Y ¿cuales son las reformas y los proyectos que han sido realizados en este último decenio? ¿Qué lugar suelen ocupar las relaciones hispano-marroquíes y el dosier de Ceuta y Melilla y las islas adyacentes en el discurso del trono? Y ¿cual es la situación actual de esta asignatura pendiente y de otras en el marco de dichas relaciones? ¿Cuales son los impactos devastadores que supone el contrabando vía estas dos ciudades sobre la economía marroquí? ¿Y Qué hay de algunas tesis que vehiculan algunos sectores en España que pretenden romper el hilo conductor que une entre las diferentes dinastías que se han sucedido a lo largo de la historia milenaria del Estado marroquí?
Y por último, ¿por qué se afanan algunos lobbys de derecha de los servicios españoles de inteligencia en intentar romper los lazos espirituales que han unido históricamente los musulmanes ceutíes con la institución religiosa de Emir al Muminin?
Son preguntas de actualidad entre otras que trataremos de responder en este dosier que esperamos sea de utilidad para unas relaciones más prósperas y pacíficas.
La fiesta del trono en Marruecos: los significados históricos y el futuro de las relaciones hispano-marroquíes
La fiesta del Trono que se celebra cada año en Marruecos es una seña distintiva de este país del resto del mundo arabo-musulmán y donde la “Beia” forma la piedra angular. Esta última es una base contractual instituida por el Corán por la cual el pueblo marroquí, representado en todos los niveles por “ulemas, gobierno, cuerpos militares, miembros del parlamento elegido democráticamente, altos funcionarios de la Administración nacional, provincial y local, etc.. , prestan acto de sumisión a cada nuevo Sultán-Rey, en tanto que jefe espiritual y temporal, en contrapartida de la obligación del monarca de mantener la paz, el orden público y la seguridad de los individuos del territorio nacional, la justicia y naturalmente, el respeto del Islam.
Este vínculo estrecho del poder político a la raíz religiosa del mismo
ha preservado siempre a la monarquía marroquí de crisis o rupturas que se han dado en el Irán del “Sha”, en Argelia o en el propio Egipto, debido al enfrentamiento de estos regímenes a un beligerante fundamentalismo religioso que basa sus revindicaciones ideológicas en el alejamiento del poder político de la raíz religiosa de la sociedad tradicional. De hecho, los sultanes y reyes de Marruecos no fueron jamás una figura desprovista de poder como lo fue el Bey de Túnez o el “Cherif” de la Meca sino Umara (plural de emir) al Muminin investidos. Recordemos que este hecho lleva ocurriendo desde Idriss I que fue investido como Sultan en Tánger y proclamado como Emir al Muminin en Walili (Volubilis) por la tribu de “Auraba”.
Este año, la fiesta del trono conmemora el décimo aniversario del reinado de SM el Rey Mohammed VI, un reinado que se destaca por la gestión de los grandes diferentes conflictos internos desde una perspectiva pacífica y participativa con el afán de buscar el acuerdo y el consenso de las diferentes partes concernidas por dichos conflictos para la construcción y consagración de una nueva cultura que se inspira de los valores de la paz, de la equidad y reconciliación, democracia y derechos humanos en vez de la cultura de violencia y exclusión que se vivió en el país desde la independencia hasta principios de los noventa.
En este contexto, señalamos que el Dr. Mohamed Nouri, presidente de la asociación “Alcántara para el desarrollo de las relaciones entre España y Marruecos” y coordinador de este dosier está ultimando un libro en español y en francés (y en árabe posteriormente) que fue el objeto de una tesis presentada en el Instituto de la Paz y los Conflictos de la Universidad de Granada bajo el título de “Estudio y Análisis de los indicadores de la Cultura de Paz en Marruecos en el decenio 2000-2010”. Cabe recordar que este periodo ha sido proclamado por la ONU como “Decenio de Cultura de Paz y No Violencia hacia los Niños” y que coincide con el Reinado de SM el Rey Mohammed VI. En este trabajo el autor expone y analiza detalladamente todas y cada una de las reformas jurídicas, institucionales, económicas y sociales que se han dado en Marruecos en este período. Este proceso dinámico de reformas han sido le valieron al país ocupar una posición muy destacada en su entorno arábigo-musulmán y africano en ámbitos como la promoción de la democracia y los derechos humanos, la igualdad de género, la lucha contra el analfabetismo y la marginación social, la consolidación de la cultura de diálogo así como la realización de un sinfín de macro-proyectos económicos e infraestructuras en todas las regiones del territorio nacional (ver lista de estas reformas y proyectos al final de este dosier). Los indicadores que se analizan en el mencionado trabajo son: la educación y la enseñanza, los derechos humanos, la igualdad de género, el desarrollo social y económico sostenible, la libre circulación de información, la promoción de la participación democrática y la promoción de la paz y seguridad internacional. Este trabajo se realizó basándose en un corpus compuesto de una serie de informes realizados por organismos internacionales, entre ellos la ONU, durante el contexto temporal que se extiende del año 2000 al 2010. Los resultados obtenidos y las conclusiones ofrecen una clara radiografía de la trayectoria ascendiente y positiva que vive en Marruecos en este último decenio. Este diagnóstico no significa en ningún momento la ausencia de zonas de sombra pero el proceso de Cultura de Paz que se está construyendo en el país es capaz de colmar los vacíos y mejorar las prestaciones. Esto es al menos la opinión de eminentes expertos españoles y europeos en el ámbito de la Investigación para la Paz y la Gestión Pacífica de los Conflictos.
Esta perspectiva pacífica tuvo también su repercusión en la política exterior marroquí que se traduce en la participación de Marruecos en una serie de operaciones de paz llevadas a cabo por Naciones Unidas en varias zonas donde se viven situaciones conflictivas muy violentas, pasando por la iniciativa de autonomía en el Sahara que constituyó según las instituciones y los estamentos internacionales un valor añadido de suma importancia para sacar este conflicto del callejón sin salida en que se encontraba hacia una aproximación más pacífica susceptible de otorgar a la zona mayores y mejores condiciones prosperidad y seguridad . También cabe recordar que SM el Rey Mohammed VI siguió el planteamiento pacífico de su padre, SM el Rey Hassan II, que en paz descanse, en torno al tema de Ceuta y Melilla y las Islas adyacentes, insistiendo en el discurso de la primera fiesta del Trono en la necesidad de dinamizar la célula de reflexión o “la comisión de sabios” para encontrar la fórmula adecuada que salvaguarde la soberanía de Marruecos sobre estos enclaves preservando al mismo tiempo los derechos legítimos de sus habitantes.
Los autores de este dosier pensamos que ante un conflicto de inmensa complejidad, lo inoportuno es que en el lado español se continúe ignorando el problema, no se quiera saber nada de los sentimientos e intereses marroquíes y se siga indiferente ante las dificultades que aquejarán en los años venideros a las dos ciudades. Lo único que se puede afirmar, dice Alfonso de la Serna en su sabia obra de la que recogemos algunos pasajes al final de este artículo “es que, como tantas veces se recuerda, los hechos son testarudos, y cuando son importantes no se pueden ignorar; se desvanecen temporalmente, en ocasiones, pero luego vuelven a aparecer, como un “Guadiana” constante”.
Por ello, la tendencia positiva y pacífica iniciada por el difunto rey y proseguida por SM el Rey Mohammed VI debería ser bien correspondida por España en el sentido de promover las relaciones hacia una estrategia consensuada entre los dos gobiernos que no se limite sólo al ámbito económico y a la emigración sino que los transciende a sentar nuevas bases para la gestión de los demás conflictos, entre ellos el tema de Ceuta y Melilla, a pesar de que los cambios aberrantes desde el punto de vista geográfico y geoestratégico que ha sufrido este conflicto a principios de los noventa requieren la presencia de un gobierno español muy fuerte capaz de plantear este debate a nivel nacional y tomar unas decisiones audaces e innovadoras susceptibles de preservar las relaciones hispano-marroquíes de las crisis periódicas que las marcan. Hasta que se demuestre in iure lo contrario, podemos decir que la política clásica y tradicional hacia Marruecos que ha distinguido los últimos gobiernos en España, independientemente del partido que este en el poder, hace que las relaciones con nuestro país no salgan de las directrices de la doctrina que caracteriza la política exterior de España hacia este país desde los años ochenta y que se puede resumir en la frase siguiente: “un Marruecos estable pero débil” a pesar de los cambios sustanciales que han tenido lugar regional e internacionalmente. Esto al menos es lo que se puede deducir de los acontecimientos y acciones llevadas a cabo por los últimos gobiernos de los presidentes Aznar y Zapatero en contra de los intereses del nuevo Marruecos, un país que avanza con una cadencia rápida y serena que quizás haya molestado o al menos sorprendido a nuestros vecinos españoles e hicieron que su discurso acerca de su voluntad de ayudar al desarrollo de Marruecos perdiera bastante credibilidad a saber que estas acciones provocadoras han ido desencadenándose a raíz del lanzamiento de Marruecos de una serie de proyectos importantes en el litoral mediterráneo que suponen el desafío económico con mayúsculas de un país que quiere recuperar su vocación y dimensión mediterráneas y que tiene todo el derecho a ocupar el puesto que le corresponde en este ámbito geográfico.
Entre estas acciones, además del triste episodio de la Isla “Taura”, destacamos:
1-La visita de SM el Rey Juan Carlos a Ceuta y Melilla por primera vez en la historia de España involucrando de este modo la institución monárquica española en un conflicto de influencia entre el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y el Partido Popular (PP) en las mencionadas ciudades sabiendo que lo peor ha sido la ruptura del pacto moral y pacífico implícito entre España y Marruecos en torno de este conflicto.
2-La nueva base militar que va a implantar España en Ceuta que para nosotros ha sido una respuesta clara pero equivocada contra la base naval militar en construcción en Ksar Esseguir por parte de Marruecos que tiene el derecho de tener una presencia militar en aguas del Mediterráneo. De hecho, consideramos que la puesta en marcha de otra base en Alhucemas es de suma importancia para los intereses del país.
En este sentido, recordamos a nuestros amigos españoles que si Ceuta y Melilla han tenido en el pasado (siglo XIX al XX) unas funciones estratégicas principalmente militares (tránsito del ejército y de las armas), estas funciones dejaron prácticamente de tener sentido. De hecho, desaparecieron al proclamarse la independencia de Marruecos y al abolirse el Protectorado con todo su sistema de fronteras interiores. En una concepción moderna de hipotéticas guerras, añade De la Serna en su libro, “las plazas antiguas no parece que conserven ninguna misión. Las “guerras” locales del pasado no son ya imaginables y la guerra general es, simplemente, inconcebible por absurda y catastrófica. Han quedado, pues las ciudades –mudadas las razones geográficas e históricas que en su día explicaron su existencia en tanto que “plazas fuertes” –enfrentadas hoy con un futuro impreciso, no definido; un futuro que no sea el de la simple subsistencia frente a la reivindicación marroquí”.
2-La tendencia irresponsable de un lobby de derechas presente en los servicios secretos españoles encaminada hacia el intento de romper el vínculo religioso y espiritual que ha unido entre la población musulmana de Ceuta y Emir al-Muminin-el Rey de Marruecos a través del apoyo explícito y no consecuente al movimiento de “Addaua wa Attabligh”. Cabe recordar que se trata de una tendencia religioso-política ajena totalmente a la doctrina moderada y abierta malekí que ha caracterizado a Marruecos del resto de los países de al-Machreq (Oriente) y que constituyó una verdadera valla protectora ante la llegada y penetración de las doctrinas fundamentalistas violentas en Marruecos y por tanto en España y en el resto de Europa. Esta vez están llegando a través de Ceuta y con apoyos lúgubres y preocupantes. Este apoyo que quedó claro en reportaje firmado por Jon Sistiaga emitido por la cadena de televisión española “Cuatro” hace que Ceuta, esta ciudad desentonada del sistema fiscal de la Unión Europea, se convierta en uno de los puntos más peligrosos para el futuro de la “Política Europea de Vecindad” y la “Unión por el Mediterráneo” que aspiran a convertir el Mediterráneo en una zona de seguridad y prosperidad ya que en la situación actual, dicha ciudad (así como Melilla) está encarnando lo que el presidente francés Nicolás Sarkozy cualificó como “paraísos fiscales” haciendo hincapié en la peligrosidad de este tipo de entes y situaciones donde se entremezcla el dinero del contrabando y del narcotráfico con el terrorismo sobre la seguridad y la estabilidad. La célula que fue arrestada últimamente por los servicios secretos marroquíes cuyos miembros provienen mayoritariamente de Ceuta podría ser sólo la punta visible del iceberg.
Recordemos también que el impacto del contrabando vía Ceuta y Melilla hacia el interior de Marruecos es pernicioso puesto que los productos que pudieran interesar a una industria nacional ya entran, por contrabando, a precios bajos y supercompetitivos. Este comercio anómalo incumbe también la pesca ya que las capturas realizadas por barcos y tripulaciones marroquíes pasan a Ceuta y Melilla, en donde desembarcan, se consumen y a veces son puestas en conserva, que en parte son vendidas también de contrabando: otro círculo vicioso típico de esa región, en la que se mueven corrientes económicas insanas que desregulan los circuitos comerciales naturales y legales.
En modo de conclusión, digamos que hemos presentado unos datos que indican que los años venideros serán testigos de unos grandes cambios en la franja mediterránea de Marruecos y que se puede considerar como una de las virtudes del nuevo monarca el Rey Mohamed VI que no deja de insistir en la dimensión mediterránea del país y quizás sean indicios y mensajes que nuestros amigos europeos y españoles en particular están llamados a captar para no “brouiller les pistes” en la zona y empujar a Marruecos a adoptar otros guiones y medidas. Saint Exuperry decía que no hay soluciones a los problemas sino movimientos en marcha, sepamos crear los movimientos añade el célebre autor, y las soluciones vendrán.
Por ello, esperamos que los grandes esfuerzos que Marruecos lleva desarrollando en los últimos años en diferentes ámbitos y que han sido correspondidos favorablemente por la Unión Europea (Estatuto Avanzado) cuya presidencia recaerá pronto en manos españolas sean razones más que suficientes para disipar las dudas y avanzar pacíficamente en la gestión de ese “malentendido histórico” que no queremos que sigua condicionando las relaciones hispano-marroquíes.