El enfriamiento diplomático entre Francia y Marruecos llega en el peor momento posible, en pleno choc por los atentados al semanario satírico Charlie Hebdo y a un supermercado kosher, en París, los pasados días 7 y 8 de enero, que provocaron 17 víctimas, además de la muerte de los 3 terroristas. El Gobierno marroquí envió representación oficial a la manifestación celebrada el domingo 11 de enero en protesta por los hechos, y a la cual asistieron una buena representación de los mandatarios mundiales. Pero ningún representante marroquí tomó parte en dicho evento, en razón, según la explicación oficial, de que se mostraron pancartas irrespetuosas con el profeta Mahoma. El hecho fue destacado por los medios de prensa, y se une a un encadenamiento de desencuentros entre ambos países que se remonta a varios meses.
Según algunas fuentes, París estaría mirando hacia Argel para afianzar la lucha anti-terrorista. Así recoge el diario Al Quds al Arabi, según el cual, citando a un funcionario argelino, afirma que el Gobierno liderado por Manuel Valls está buscando la ayuda de Argelia y no de Marruecos. La misma fuente anuncia el próximo desembarco de agentes de los servicios de inteligencia argelinos para ayudar a la localización de las células durmientes en Francia. París también ha solicitado información sobre los canales de reclutamiento de jóvenes combatientes del Estado Islámico (EI) y Al Qaeda en la Península Arábiga y Yemen. El primer ministro Manuel Valls estimó el número de yihadistas franceses en las filas de las organizaciones terroristas en 1400.
En su nueva ofensiva contra los yihadistas, Francia necesita la cooperación de todos los países. Argel, con su larga experiencia en la lucha contra los grupos terroristas, ocupa un lugar privilegiado en los servicios de inteligencia franceses. El momento es álgido, pues los países de Europa se están planteando llevar a cabo una colaboración más estrecha en la lucha contra el terrorismo.
Dos incidentes previos
Este hecho ha sido el corolario de un desencuentro que ya dura meses entre la diplomacia marroquí y la francesa, y que puede tener graves consecuencias en la colaboración en la lucha contra el terrorismo. Así ocurrió con la ruptura de la colaboración judicial entre los dos países que tuvo lugar el pasado mes de febrero, tras unas filtraciones del embajador francés en la ONU al actor español Javier Bardem. Este hizo público que el embajador galo le confesó que Francia «miraba para otro lado» en el conflicto entre Marruecos y el Sáhara Occidental.«Gérard Araud, embajador frances en la ONU -dijo Bardem en aquella declaración-, a quien vimos en 2011, nos dijo que Marruecos es una amante con la que se duerme todas las noches, de la que no se está particularmente enamorado pero que se debe defender»
Igualmente ocurrió con el incidente Hamuchi. El embajador de Francia en Marruecos, Charles Fries, fue convocado al ministerio marroquí de Exteriores para serle comunicada «la más enérgica protesta» por la «actitud soberbia y contraria a los usos diplomáticos» ante el caso de una denuncia por torturas interpuesta en Francia contra el director del contraespionaje marroquí, Abdelatif Hamuchi.El pasado 20 de febrero, cuando Hamuchi se encontraba en Francia acompañando al ministro marroquí del Interior para la «cumbre» de ministros del ramo de cuatro países (Francia, España, Portugal y Marruecos), siete policías franceses se presentaron ante la Embajada marroquí para comunicar su intención de tomar declaración a Hamuchi.La visita de los policías se produjo después de que la Asociación de Cristianos para la abolición de la tortura denunciara a Hamuchi por complicidad en el caso de supuestas torturas a dos personas, el franco-marroquí Adil Lamtalsi y el saharaui Naama Asfari.
A pesar de este desencuentro, Marruecos tiene un buen valedor: el expresidente francés, que ha declarado etar a favor de reforzar la cooperación de los servicios de inteligencia con Marruecos, Túnez y Turquía, sin hacer mención expresa de Argelia. Mientras tanto, las relaciones entre los dos países se mantienen en la sombra.
La diplomacia española mediadora
El Gobierno español, por su parte, está intentando ejercer de mediador entre ambos países. Ciertamente la colaboración anti-terrorista entre Madrid y Rabat está en un momento dulce, y prueba de ello son las repetidas detenciones de sospechosos yihadistas a uno y otro lado de la frontera, tanto en Ceuta como en Castillejos (Fnideq), ciudades que han resultado ser verdaderos nidos del yihadismo.
Para Madrid resulta fundamental que las relaciones y colaboración entre los servicios de inteligencia de los tres países sean fluidas, puesto que también tiene sus propios problemas para combatir al yihadismo en casa.