A nivel externo: hacia unas relaciones hispano-marroquíes basadas en la Cultura de Paz y reconocimiento de expectativas.
En el libro de Tzevetan Todorov “La vie commune” (La vida común), el autor parte del presupuesto de que el ser humano es un ser social. Por ello, el autor no aborda el lugar que ocupa el hombre en la sociedad sino el lugar que ocupa la sociedad en el ser humano.
Todorov empieza con una breve pero necesaria introducción sobre lo que ha sido la visión del pensamiento occidental acerca del ser humano, haciendo hincapié en lo que el califica como tradiciones asociales si se puede decir de autores como Montaigne, Pascal , Hobbes , Kant et Nitzsche que estiman que “la convivencia con otras personas supone una carga de la que uno se debe de librar. Y la satisfacción que las personas necesitan no son más que arrogancia y ufanía que el hombre sabio no debe tolerar; éste aspira a la austeridad y la autosuficiencia”.
Los adeptos de esta filosofía consideran que “la sociedad y la ética van en contra de la naturaleza ya que imponen las bases de una vida compartida a un ser único, individual y substancial”. Todorov lamenta que esta concepción amoral haya triunfado y sigua influyendo fuertemente en las teorías de las psicologías y la políticas dominantes hoy en día.
En oposición a estas concepciones asociales, el citado autor estima que “la relación con el otro no es el resultado de los intereses del Yo (subjetivos) sino que es anterior tanto al interés como al Yo”. Por tanto, no hay sitio para que nos preguntemos a la manera de Hobbes:¿por qué elegimos vivir en sociedad? O al estilo de Shopenhauer: ¿de dónde emana la necesidad del individuo a la sociedad?
La respuesta según el autor es la siguiente: porque las personas no realizan nunca semejante paso a la vida compartida: la relación anticipa al componente aislado. Por consiguiente, las personas no conviven en la sociedad motivados por el interés, por la virtud o por otra razón sino simplemente porque no existe otra forma de hacerlo.
Para apoyar este presupuesto, Todorov se apoya en Rousseau que en sus dos libros “Estudio sobre el origen de las lenguas” y “En torno del origen de la desigualdad” hace unas reflexiones que nos hacen descubrir que “tenemos una necesidad extrema de los otros, no para satisfacer nuestro ego sino porque les debemos a los otros nuestra existencia misma debido a que estamos o más bien somos marcados originalmente como seres humanos por la imperfección.
En este caso, el autor plantea que Rousseau no hace más que explorar el pensamiento de Aristóteles puesto que admite la idea de que “la sociedad nace de la debilidad del individuo”. Adam Smith comparte más o menos esta idea cuando afirma que “la ética y la estética solo pueden nacer en la sociedad puesto que solo podemos vernos a nosotros mismos a través de los ojos de los otros” . El mismo dice “que si pudiéramos criar a una persona en la soledad y el aislamiento, ésta no podría emitir ningún juicio, ni siquiera de si mismo. Le faltaría un espejo para verse asimismo. Aun más, lo que le falta a esta persona es lo que le distingue de los animales ya que el no actúa solo por el instinto de la supervivencia sino que aspira a que su valor sea reconocido y este reconocimiento solo puede darse a través de la visión del otro. Esto precisamente es lo que Hegel llama reconocimiento, Rousseau la califica como consideración y Adam Smith como atención.
El reconocimiento como condición necesaria para unas nuevas relaciones hispano-marroquíes:
En una de sus memorables frases díscolas, decía el historiador Ibn Azzuz Hakim que el marroquí es un español islamizado y el español un marroquí cristianizado. Aun más, hemos comprobado cómo la cooperación y el diálogo pueden resolver problemas comunes tan cruciales como puede ser la emigración clandestina y el terrorismo mientras que el atrincheramiento en posiciones y posturas de poseedores de la verdad absoluta no hacen más que resucitar al código de los muertos y al espíritu de Aquiles que prefería la gloria a la vida.
Si retomamos la conceptualización que desarrollamos al principio se podría decir que nuestras relaciones, nuestra vida común, marroquíes y españoles, no debería basarse exclusivamente en los intereses de una parte u otra o incluso en los intereses compartidos sino que estas relaciones deberían concebirse como algo anterior a dichas relaciones, algo que sobrepase a los dos países por separado y por tanto de las que no se puede prescindir. Ahora bien, necesitamos eso sí, reconocimiento, consideración y atención.
Perdonen que insista en ello porque considero que el reconocimiento no es un estado anímico pasajero sino un valor superior incluso a la vida misma.
Y porque la falta de reconocimiento, de consideración y de atención explica en parte el proceso de radicalización que no es más que el fruto de la frustración que sienten las personas cuando no se le reconocen sus derechos, sus necesidades y sus expectativas. Un proceso que hace que muchas personas, de todos los lugares del mundo, creyentes y ateos, no importa el color, la proveniencia ni la ideología, se identifiquen con ese sentimiento que describe el mismo Adam Smith cuando dice: “las personas cuando hacen que se le reconozcan se imponen”, lo que insinúa de una manera pervertida que la idea del reconocimiento se interrelaciona siempre con el poder. Pues Todorov desmantela esta perversa y violenta concepción cuando alude en su libro a que nuestra existencia como seres imperfectos no empieza en el campo de batalla sino en la captación de un bebé de la mirada de su madre para que le de reconocimiento, paz y tranquilidad y ésta, de forma simultánea e inconsciente se ve reconocida, como factor de reconocimiento, a través de dicha mirada.
Mucho me temo, y por eso no pararé de insistir, en que la aproximación actual de los conflictos existentes entre España y Marruecos se sigue sustentando en claves del pasado que elogian incondicionalmente la memoria y desde una perspectiva carente de registros que pueden ayudar a fomentar las regulaciones pacíficas de conflictos como pueden ser la escucha, la atención, la consideración, el reconocimiento del Otro, de sus expectativas, el diálogo, la negociación, el pacto y el acuerdo,
Aquí abro un paréntesis para recordar el importante interés que el psicoanálisis presta a la memoria. ¿Por qué¿ Pues porque los desafíos de la memoria son de tanta magnitud que no se pueden dejar al entusiasmo o al enfado. Primero, hay que recordar una evidencia: que la memoria no se opone de ningún modo al olvido; los dos términos que forman el contraste son más bien el borrado (l´effacement) (y por tanto el olvido) y la conservación. La memoria es siempre y necesariamente una interacción entre ambas situaciones. La restitución integral del pasado es una misión imposible e incluso peligrosa y aterradora. La memoria es forzosamente una operación selectiva: algunos rasgos de un determinado acontecimiento serán retenidos mientras que otros serán progresivamente descartados y por tanto olvidados. En efecto, no existe ningún automatismo entre el recobramiento de la memoria y el uso subsecuente de dicha memoria. Conservar sin escoger lo que se va a conservar no es aun un trabajo de la memoria. Por tanto, desde la Cultura de Paz, desde la Paz imperfecta, el desafío que se nos plantea hoy en día, marroquíes y españoles, es el buen uso de la memoria para salir de ese estado de esquizofrenia que sigue caracterizando nuestras relaciones. De hecho, la esquizofrenia como enfermedad psíquica se debe a una relación distorsionada con el pasado o con algunos componentes de dicho pasado. Esto quiere decir que una persona o un grupo de personas que sufre de tal patología procede a un alejamiento forzado (refoulement) de algunos acontecimientos de su memoria activa, de su conciencia, eventos que ocurrieron en su pasado (o ha oído hablar muy mal de ellos en su infancia tanto por miembros de su familia o por conocidos o en la misma escuela) y que considera como inadmisibles e intolerables. Mientras estos recuerdos dolorosos sigan alejados continuarán impidiendo a la persona vivir su vida con normalidad. Lo que hace el psicoanálisis es recobrar (recouvrement) estos recuerdos y ponerlos en zonas aisladas de la conciencia y de la memoria donde pierden su poder destructivo pero sin pretender nunca poder olvidarlos.
Esto quiere decir que el recobramiento del pasado es obligatorio pero sin que dicho pasado tenga que orientar y gestionar el futuro. Sería de tal crueldad recordar a una persona o a un grupo de personas los episodios y acontecimientos violentos y horrendos que vivieron en el pasado porque el derecho a olvidar existe también .
Después de doce años de cautiverio en las prisiones del Goulag, E. Kersnovskaia escribe en un pasaje de su novela dirigiéndose a su madre: “me has pedido madre que escriba sobre el pasado triste de aquellos (años de aprendizaje). Ya he hecho realidad tus deseos, pero ¿a caso no crees que sería mejor tirar estos recuerdos en la papelera del olvido?
Quizás sea esto lo que tenemos que hacer con el pasado triste y los recuerdos dolorosos compartidos entre españoles y marroquíes, igual que hizo España con la Ley de la Memoria para curar las graves heridas y secuelas de la guerra civil y Marruecos con la Instancia de Equidad y Reconciliación para extinguir el fuego y el dolor de los años de plomo, cada uno a su manera, para que el pasado no se convierta en argumento de extorsión política y para que ”no se proceda a explotar los males del pasado para la consecución del poder y de nuevos intereses” . Y para que la memoria sea dirigida hacia el futuro de los dos pueblos y países y no se convierta en rehén entre las manos de los nuevos guardianes de las cárceles de la memoria.
Aquí es donde la Cultura de Paz y la Paz Imperfecta en particular podrían suponer un marco apropiado para ir construyendo este reconocimiento, esta consideración y esta atención.
El hecho de considerar el conflicto, independientemente de la naturaleza de éste, como fuente inagotable de creatividad e innovación de soluciones, el hecho de insistir en la “incompletud” de la paz, en su imperfección la hace más humana, sujeta a los deseos y limitaciones del ser humano, ese ser “insociablemente social” como definía Kant pero a la vez como un proceso en construcción permanente, lo que nos compromete a recuperar la cultura en su acepción agrícola donde sembrar, abonar y cosechar son verbos y conductas que se repiten eternamente.
No estaría exagerando si dijera que vista desde esta aproximación, la paz (lo ideal) se vuelve real y lo real (conflicto) se integra en el pensamiento y la conducta humana pero no como fuente de tensión sino todo lo contrario, como catalizador de desarrollo e innovación .
Acciones para el fomento de la Paz Imperfecta en Marruecos y la consolidación de la Cultura de Paz en las relaciones hispano-marroquíes:
A. de Saint Exuperry decía: “No existen soluciones a los problemas, solo hay movimientos en marcha. Sepamos crear los movimientos y las soluciones vendrán”
En esta línea de pensamiento y conducta, y gracias a la gran amistad que me une desde una década a los profesores Francisco A. Muñoz y Beatriz Molina y a través de ellos el Instituto de la Paz y los Conflictos de la Universidad de Granada emprendemos en colaboración con la Asociación “Alcántara para el desarrollo de las relaciones entre Marruecos y España” una serie de actividades con el objetivo de fomentar de la Cultura de Paz en Marruecos, un país unido a España por el “río ancho” de Gibraltar.
Entre estas actividades cito la organización del el congreso de Granada sobre la transición democrática en Marruecos (2004), el Congreso “Claves para la Paz en el Mediterráneo” celebrado en Chauen (Marruecos) en 2005, el Seminario “La Paloma Blanca” celebrado en el Rio Martin (Tetuán/Marruecos) en 2006, el congreso “Políticas de Paz en el Mediterráneo” celebrado en Almería en el 2005 además de tres congresos celebrados en el marco de un proyecto europeo que tuvieron lugar respectivamente en Granada (España), Sofia (Bulgaria) y Rabat (Marruecos). El objetivo de este interesante proyecto era de acercarnos a las realidades de la interculturalidad en estos países y proponer medidas y recomendaciones sobre el papel de la educación en la prevención de la radicalización intercultural y religiosa.
Las actividades celebradas en Marruecos sobre la Cultura de Paz hicieron evidente el interés mostrado por los diferentes agentes sociales, políticos y culturales de este país y su anhelo de seguir profundizando en esta materia. Quedaba claro que se trata de un nuevo enfoque y de una innovadora perspectiva de ver la dinámica social y política de un país sumergido en un proceso de transición y del que tendíamos todos – intelectuales, agentes sociales y medios de comunicación- a ver sólo los aspectos negativos y las limitaciones.
Ahondando más en esta línea de pensamiento y conducta, pronto se editará un libro que recoge los siguientes trabajos:
-Una traducción al árabe del texto del profesor Francisco A. Muñoz “La Paz Imperfecta”.
-Un trabajo en francés llamado “La Culture de Paix au Maroc: Réalités et enjeux d’une société en transition” que recoge una síntesis del estudio realizado sobre los tres indicadores de la Cultura de Paz mencionados anteriormente.
-Un trabajo intitulado “La educación, la igualdad de género y la promoción de derechos humanos en Marruecos. Ámbitos de acción” que recoge un análisis detallado de la evolución de estos tres indicadores en Marruecos en los últimos anos basándose en un corpus formado por varios informes de carácter nacional e internacional, entre ellos de la ONU.
Estos documentos servirán de plataforma para el encuentro “La Paloma Blanca II” que se celebrará en el próximo mes de septiembre en Tetuán (Marruecos) bajo el lema “la Paz imperfecta: teoría y praxis de la Cultura de Paz”.
Para terminar, quisiera insistir en que esta dinámica de construcción de la Cultura de Paz se verá consolidada e instituida a través de la inauguración oficial del “Observatorio de la Cultura de Paz en el Mediterráneo”. Este centro multidisciplinar será ubicado en la Escuela Normal Superior de Rio Martin (Tetuán) y contará con un elenco amplio de investigadores. Entre sus objetivos, destacamos el desarrollo de la Cultura de Paz a través de la elaboración de informes anuales sobre la evolución de los indicadores de la Cultura de Paz así como la realización de estudios multidisciplinares sobre las manifestaciones sociales, económicas, políticas, culturales y mediáticas en el Mediterráneo Occidental prestando un especial interés a las relaciones hispano-marroquíes.
Mohamed Nouri. Investigador del Instituto de la Paz y los Conflictos. UGR. Presidente de la Asociación Alcántara España- Marruecos