Con la primera gira del nuevo enviado personal del secretario general de la ONU por los paises concernidos o partes implicadas en la cuestión del Sahara han vuelto a despertarse en España nuevos/viejos demonios y a hacer flote comentarios de todo color y de toda consideración…. Pero quizás lo más cómicamente atractivo consiste en el caso patológico de algunos que actuan como si la causa polisarista en España y su folklórico coro fueran determinantes en las urnas y acondicionadoras del voto y del éxito electoral.
Un acto de fé en la autosugestión separatista y un sacrilegio explícitamente insultante a la inteligencia española y a la cultura de tolerancia de los partidos políticos y la familia política española en general. Ni el Polisario ni sus adictos en España o en otros pais del mundo tienen el menor impacto sobre el desarrollo de los escrutinios en estos países.
El PSOE nunca fue más « pro-marroquí » ( realista y consecuente con el derecho y la razón) que en vísperas de las últimas elecciones. Sin embargo ganó los comicios y, desde entonces gobierna en España pese al insensato apoyo del pretendido lobby polisarista en España al PP, juzgado más agresivo contra Marruecos y sus nobles causas, entre ellas su integridad territorial.
No. Ni el Polisario ni sus adeptos en España tienen valor electoral alguno y nunca lo tendrán, por un lado por el trauma y el nefasto impacto que el separatismo y su folosofía causan a España y a su unidad y porque pocos benefician de los favores a cambio de su entusiasmo.
En los círculos más adictos a las tésis separatistas en España ( el separatismo de otros) se está observando, cada vez con más claridad, cómo fluctua la fluidez dialéctica en función de los precios del barríl del petróleo y cómo varia el tono del apoyo al Polisario y su régimen monopolítico, según la ley de la oferta y demanda. Algunos, a los que se logró convencer para visitar los campamentos de refugiados en Tinduf, van descubriendo incluso la envergadura de la tragedia de tener a Argelia como vecino.
« Una mentira repetida mil veces – decía Goebbels- se convierte en una verdad »… pero una verdad bien explicada eclipsa todas las verdades y es justamente lo que sucede o va a tener que suceder en España y en el mundo.En efecto, desgraciadamente cuando se trata del Sahara y las urgentes soluciones que requiere, algunos sectores de la sociedad española, muestran un espiritú transversal.
En su mayoría pro-polisario ( y no pro-sahraíes que es otra cosa diametralmente opuesta) observan una actitud profundamente injusta, no hacia una de las partes que es Marruecos, sino hacia su propia conciencia desgraciada, hacia el derecho y hacia una identidad usurpada, proferiendo o escribiendo gratuitamente injurias y calumnias contra una incipiente democracia como la de Marruecos y elogios y tergiversaciones al Polisario y su presidente vitalicio.
Muy a menudo por intereses categoriales de notoriedad pública pero también por un dramático deficit de información ( la acción de Marruecos al respecto en España careció/carece de pertinencia y de pertinacia) la teatralización de la nobleza « ideoógica » o la magnanimidad de la « causa » quedan muy frecuentemente sin la adecuada respuesta.
No obstante, desde hace tiempo, los visceralmente oponentes al modelo marroquí han comenzado a refugiarse en una extraña esquizofrenia intelectual ( el caso del actor Javier Vardem) y a cohabitar con la incertidumbre ( los que vacilan tanto que su indecisión se convirtió en regla).
Su gloria incierta y su hipocresía moral y pretendidamente ideológica se hace cada vez más incolora.Reflexión biótica que sólo se puede explicar por la ausencia del criterio ajeno. Discursos metafóricos y reduccionistas que, en vez de esclarecer la solución, desarzonan el problema.Un partenariado que se transformó en subordinación. Pero tanta audacia provocadora se está convirtiendo en un proseletismo gratuito e inmoral. En Marruecos, entre paciencia y esceptecismo muchos esperamos que desaparezca este fallo de memoria.
– ( I ) Título prestado al escritor argelino Mohamed Benchico en su « Buteflika : una impostura argelina » por la que fue condenado en junio del 2004 a dos años de prisión firme.
(09/03/09)