Históricamente se ha dicho que Marruecos y España, son dos potencias con una relación conflictiva, ¿sigue siendo así?
Eso es verdad, en parte. Ha habido tradicionalmente una relación conflictiva, pero también con aspectos de complementariedad. Además, ello está empezando a cambiar. Conocemos que ha habido una inversión empresarial directa en los últimos años, en donde determinadas empresas españolas han implantado algunas filiales, se han fusionado o han hecho negocios con otras marroquíes. Algo empieza a cambiar, no digo que drásticamente, pero ese desinterés mutuo del que se habla, quizás empiece ahora a ser cosa del pasado.
¿Fruto de qué? Del marco de Asociación Euromediterránea que propicia la Unión y del que se vale España para llevar a cabo estas relaciones. Además, los empresarios han empezado a conocer las oportunidades que pueden venir de aquí.
¿Podría contarnos brevemente qué cambios han sufrido las relaciones entre España y Marruecos con el cambio de gobierno, de Aznar a Zapatero? ¿Ha afectado este cambio a la cooperación española en el país magrebí?
Marruecos es un país considerado entre los prioritarios para la cooperación española, lo que significa que se beneficia de un mayor número de proyectos y de ayuda financiera. En el programa de cooperación española hay áreas y países considerados preferentes y Marruecos es uno de ellos.
¿Por qué? Porque también Marruecos entra en una cooperación en materia de inmigración, en materia de lucha contra el narcotráfico… En general, el número de menores de edad que han emigrado ilegalmente desde Marruecos a España ha bajado. Ahora más bien el problema de Marruecos es que es un territorio de tránsito de inmigración.
La cooperación española ha aumentado considerablemente en los últimos años, ¿a qué se debe?, ¿cuáles son los intereses de España en esta cooperación?
Se debe a que se saben vecinos. España sabe perfectamente que dejar en la cuneta a su país vecino del sur no le favorece, sino todo lo contrario. Una postura arrogante podría ser decir que España, país europeo, que lleva dentro de la Unión desde hace más de 20 años, no se preocupa por lo que ocurra en el sur. Sabemos que eso iría en contra nuestra. Por el contrario, vamos a intentar cooperar para que los flujos migratorios sean los que tienen que ser y sean legales, vamos a hacer que nuestras empresas vayan allá y así se internacionalicen, lo que conviene a los dos países, vamos a ver si cooperamos en aspectos medioambientales… La convicción de que somos vecinos y de que el desarrollo mutuo nos es favorable a ambos, es algo que cambia el enfoque. No digo que en la época de Aznar ello no existiera, pero en esa época quizá hubo un empecinamiento en algunas materias de seguridad y de aspectos conflictivos. Luego, lo que se ha hecho es ver lo que se tiene en común para ir avanzando y ya iremos resolviendo nuestros problemas poco a poco. El nuevo enfoque consiste en destacar los intereses comunes frente a los conflictivos y aplicar la diplomacia y el diálogo para poner una agenda de varios años por delante en la que iremos avanzando.
¿Qué papel tienen los créditos FAD en la cooperación española?
Los créditos FAD han ido reduciéndose mucho, es una categoría un poco criticable porque implica dar créditos para que se compren productos nuestros. Son unos créditos que un país da a otro, digamos España a Marruecos, para que los compradores, es decir, los importadores de productos españoles financien la operación de exportación nuestra. Eso antes era una categoría dentro de la ayuda al desarrollo, pero ahora cada vez es más residual, cada vez entra menos dentro de la categoría de ayuda al desarrollo. No hay una ayuda al desarrollo importante en este sentido porque los principales países donantes y los países receptores de ayuda lo acordaron en París.
¿Qué papel ha tenido Europa en la cooperación española?, ¿se ha fomentado desde la Unión?, ¿a través de qué mecanismos?
Ha habido una influencia en una doble dirección. España, cuando entra en la Unión, es todavía un país que no hace cooperación y aprende de Europa. Luego España ve que dentro de Europa hay opciones distintas, que a unos países les interesan más unas áreas que otras, y entonces España pasa a liderar una orientación al Mediterráneo, de la misma manera que influirá en el tema latinoamericano. Digamos que España es vista, dentro de la Unión, como uno de los países que lideran la acción euromediterránea. Por eso, por ejemplo, Barcelona ha pasado a ser la sede de la secretaría permanente de la Unión por el Mediterráneo, porque la administración española ha hecho valer su influencia y ha demostrado que Barcelona está haciendo un papel muy importante desde que en 1995 se lanzó la Asociación Euromediterránea. Así pues, hemos aprendido de Europa y al mismo tiempo dentro de Europa hemos tratado de liderar y de influir en determinadas opciones de acción exterior, y el Mediterráneo para nosotros ha sido muy importante. Hemos contado con aliados como los italianos o los franceses en este menester y hemos tenido que transigir con otros socios, como Alemania, que veían en el este un terreno muy importante. En ese sentido, la acción exterior es siempre producto de un cierto consenso entre los países de la Unión, y España ha jugado ese papel bastante bien hasta el presente.
¿Qué implica el estatuto avanzado?
El estatuto avanzado implica que Marruecos se quiere comprometer más con la UE. Es tanto una oportunidad como una exigencia para Marruecos, porque implica que tiene que cumplir más cosas. Puede alcanzar una relación más estrecha con la Unión, pero sólo si aproxima su legislación con la comunitaria y coopera en determinados aspectos. Es un estatuto que le eleva de categoría en las relaciones euromediterráneas pero porque el propio país acepta hacer más, se exige a sí mismo más en este sentido.
¿Supone un premio a Marruecos?
Es un premio, pero a la vez una mayor exigencia. Un estatuto avanzado es la posibilidad que te dan de que Marruecos llegue a formar parte de un mercado único europeo y al mismo tiempo de que se le apliquen ciertas políticas de la unión. ¿De qué manera?
El estatuto avanzado supone llegar al más alto nivel dentro de lo que cabe en la PEV, un acuerdo de apertura mutua muy amplio, que sitúa a Marruecos en la frontera de lo que es ser estado miembro. Jamás será un estado miembro, pero con este estatuto avanzado puede llegar a esa frontera, a ser un país asociado al más alto nivel.
Pero con todo esto, parece que estamos en un periodo en el que se enfatiza la evolución económica, social y democrática de Marruecos, ¿cuánto hay de verdad y cuánto de falso en todo esto?
Desde mi punto de vista hay algo de verdad, pero todos pensábamos que el reinado de Mohamed VI implicaría un cambio, como está sucediendo, pero quizá más rápido. Diríamos que se van en la buena dirección pero no tan rápidamente como todos hubiéramos pensado. Se premian los comportamientos, las actitudes, las políticas, pero al mismo tiempo se habría de avanzar más. Ésta es la realidad.
Tanto en la UE como en España existe el condicionante, a la hora de proporcionar ayuda al desarrollo, de que los países cumplan con una cláusula democrática, ¿se está respetando esta cláusula?
La cuestión está en que este condicionante no puede excluir el esfuerzo de cooperación. En general, yo creo que España y la UE han continuado cooperando porque el país va respondiendo y mejorando. Diríamos que esto que vemos son lacras que todavía existen, pero tampoco vas a castigar al país si va evolucionando. El Marruecos de hoy ha mejorado respecto al de Hassan II. La cuestión es verlo en proyección más que en blanco o negro.
Europa da un gran paso en sus relaciones con el Mediterráneo con el Proceso de Barcelona, para pasar luego a la Política Europea de Vecindad y por último a la Unión por el Mediterráneo, ¿qué suponen cada uno de estos acuerdos?
El Proceso de Barcelona que nace en el 95, la Asociación Euromediterránea, es un marco asociativo entre la Unión y los países del norte de África y Oriente Próximo. Luego, empieza el proceso de ampliación hacia el este y cuando esa ampliación se materializa en el 2004, la Unión decide hacer una política de vecindad hacia el Este, pero decide aplicar los mismos parámetros al sur. En el este, se parte de cero y en el sur había que combinar el Proceso de Barcelona (PB) con estas nuevas pautas de la Política de Europea de Vecindad (PEV). Ya había Acuerdos de Asociación con el Proceso de Barcelona, lo que la PEV implica es la posibilidad de intensificar lo que ya había en el mediterráneo.
¿Qué añade la tercera etapa, la Unión por el Mediterráneo? Añade un marco institucional algo más estable, creando una secretaría permanente, y una priorización en determinados proyectos que el señor Sarkozy pensó que debía impulsar y que luego se han revelado como importantes, en materia medioambiental, educativa, formativa, etc.
Diríamos que el PB sigue adelante, es la base de las relaciones euromediterráneas, no se sustituye. Lo posterior va modificando y va enriqueciendo lo que ya arrancó en Barcelona en el año 95. Algunas de las nuevas pautas suponen avances en el ámbito bilateral y otros en el ámbitos regional, con carácter más general. Por ejemplo, la PEV intensifica aspectos de carácter bilateral, en tanto que la Unión por el Mediterráneo eleva aspectos más de carácter regional, como una sede permanente, unos proyectos cofinanciados… El PB combina aspectos bilaterales y regionales. La PEV intensifica aspectos bilaterales y la Unión por el Mediterráneo intensifica aspectos regionales. Pero partimos de Barcelona y allí están ambas cosas.
¿Cuáles son los instrumentos de cooperación en el contexto de estas relaciones euromediterráneas?
MEDA, que desapareció en 2007, acompaña a la asociación euromediterránea desde el 95. En 2007 cambia el marco presupuestario de la UE y redefine el instrumento, llamándolo Instrumento Europeo de Vecindad, que subsume al MEDA anterior. Entonces hoy este instrumento es el que vale para el sur y el este de Europa. Los créditos del Banco Europeo de Inversiones complementan a estos instrumentos, porque al hablar del Instrumento Europeo de Vecindad hablamos de subsidios a fondo perdido, en tanto que hablar del Banco Europeo es hablar de créditos que entran dentro de esta política pero que si que son retornables a bajo tipo de interés.