El director general del FMI, Dominique Strauss-Kahn, en su visita a Rabat, fue “algo vago” a la hora de describir los presentes desarrollos económicos en Marruecos, según informa la agencia AfrolNews, centrándose más bien en alabar los “fuertes avances económicos de los últimos años”.
2006 fue el año de mayor boom para Marruecos, ya que se alcanzó un crecimiento del PIB (producto interior bruto) del 8,0 por ciento gracias al salto de trampolín que experimentó el sector del turismo y sobre todo de la construcción. Para 2008, según ha previsto el Fondo Monetario Internacional, el crecimiento será del 6,5 por ciento. Cifra menor pero de igual importancia. Sin embargo, la crisis internacional también va a repercutir de forma negativa en el país magrebí, ya que para 2009 el FMI preveía en abril un índice de crecimiento más lento, en torno al 5,7 por ciento. Cifras que incluso deban reducirse en la realidad.
"Al igual que muchos otros países emergentes, Marruecos se enfrenta actualmente al desafío del aumento de los precios de los alimentos y el petróleo, que ha afectado significativamente a la balanza comercial y presupuestaria", declaró Dominique Strauss-Kahn; añadiendo que “en el medio plazo, reducir la carga subsidiaria, especialmente mediante una mejor llegada a los pobres, será esencial".
Estas declaraciones del sucesor de Rodrigo Rato desvelan lo que muchos no se atrevían a leer entre líneas. Marruecos crece sin pausa; pero con contradicciones internas. Y es que el enorme crecimiento económico experimentado en los últimos años ha sido un alza macroeconómica pero que no ha repercutido en la realidad diaria de los marroquíes, que se enfrentan a la sempiterna lastra del paro y la situación de pobreza. Manifestaciones sociales más o menos polémicas por la subida de precios y el desempleo son indicadores más que suficientes para reafirmar esta realidad.
Las declaraciones del director general del FMI apuntan más que a un enfriamiento económico, a una llamada de atención a crecer con inteligencia a escala macroeconómica pero también microeconómica.
Para tranquilizar, Strauss-Kahn añadió que “el sector financiero marroquí es sólido y robusto a los shocks, y celebro los esfuerzos actuales para fortalecer el sector ante el rápido crecimiento del crédito, especialmente el inmobiliario. También hay que celebrar la creciente integración de Marruecos en la economía global".
Es decir, Marruecos seguirá creciendo, pero no como un globo. Y esto quizás sea lo más adecuado, para que no explote. Pero lo más importante: el éxito marroquí debe pasar por tener una repercusión social en el crecimiento económico, para que los motores de éste no cesen.
(04/08/08)