El rumor se ha confirmado. Christopher Ross es el nuevo enviado especial de la ONU para el Sáhara Occidental, noticia que ya ha sido publicada por la prensa marroquí el pasado viernes.
Desde que el anterior enviado especial, el holandés Peter Van Walsum, dejó su puesto en agosto, las conversaciones entre Marruecos y el Frente Polisario se estancaron hasta hoy.
El ex enviado especial de la ONU en su último informe y declaraciones oficiales de la primavera pasada, apostó claramente por la propuesta marroquí de autonomía para el Sáhara Occidental, catalogándola como “única opción realista” , lo que supuso la pérdida de confianza del Polisario en Van Walsum como mediador neutro de Naciones Unidas, dejando las negociaciones en una pausa nada positiva.
En septiembre, el nombre del diplomático estadounidense Christopher Ross ha estado presente en los medios e instituciones oficiales, pero no se hacía oficial debido a que no contaba con el visto bueno de Rabat. El por qué de esta falta de aprobación iría ligada seguramente a que Marruecos querría a un sustituto con el mismo punto de vista que Van Walsum, y por tanto, orientando la balanza a favor de la propuesta marroquí.
Según han señalado fuentes gubernamentales, Marruecos se encuentra más interesado en saber cuál será la misión de Ross que por la persona elegida en sí para el cargo.
Mientras, noticias e informes de uno y otro lado, juegan a balancear la opinión pública sobre el conflicto y la situación de los refugiados en Tinduf o la de los estudiantes saharauis en Marruecos, por ejemplo.
El último informe que ha salido a la luz es el elaborado por Human Rights Watch sobre los derechos humanos en el Sáhara Occidental. Un informe que asegura que la policía marroquí “maltrata a los pro independentistas que se manifiestan pacíficamente y, en ocasiones, tortura a los detenidos”.
Mientras el juego mediático de tira y afloja continúa, al igual que las visitas del líder del Polisario al Parlamento Europeo y la ONU la semana pasada, o la del ministro de Exteriores marroquí a Bruselas, el nuevo enviado especial de Naciones Unidas debe poner en marcha unas negociaciones “de buena voluntad” en las que pocos son ya los que tienen esperanzas en superar el impasse de los últimos meses.
No obstante, la trayectoria de Christopher Ross como diplomático y negociador es intachable, y puede conseguir que esta vez se produzca un avance en las negociaciones de un conflicto de más de treinta años de duración, pero el reto es complicado por la intransigencia demostrada de cada parte. Marruecos sólo negociará si se habla de “autonomía” para el territorio bajo su soberanía, mientras que el Frente Polisario exige que en la mesa de debate siga el derecho a la autodeterminación e independencia como opción al cierre del conflicto.
De 65 años, Ross es un diplomático con una larga carrera dentro del Departamento de Estado con puestos de embajador en Argelia y Siria, participó a principios de los años 80 en el proceso de paz en Oriente Próximo; además de ser uno de los responsables de la campaña lanzada por el Gobierno de EE.UU. en 2003 para mejorar la imagen del país en el mundo árabe y velar en la actualidad por la coordinación de la lucha antiterrorista en el departamento de Estado.
La cuestión ahora es ver si Ross podrá hacer avanzar de forma sustancial las negociaciones, fijando una próxima fecha de debate, en un conflicto en el que mantenerse neutro resulta casi una utopía.
PTZ
(22/12/08)