Hace ya tres años que las predicadoras son una realidad en Marruecos. Se trata de unas doscientas mujeres a las que les ha sido conferida la misión de enseñar, dirigir, asesorar y orientar a los creyentes musulmanes, dado que cada año se forja a unas cincuenta mujeres para ocupar este cargo que, hasta hace poco, era única y exclusivamente una tarea de hombres.
Estas predicadoras tienen como objetivo específico asesorar a las mujeres musulmanas; sobre todo en zonas como las prisiones, los hospitales y las escuelas.
Esta inserción de la mujer como predicadora musulmana forma parte de la acción del monarca marroquí, y comendador de los creyentes, por lograr que el islam que se practica en Marruecos siga siendo un islam sunita tolerante. Una medida multiplicada que Mohammed VI ha activado tras los atentados terroristas de mayo de 2003, perpetrados en Casablanca, causando 45 muertes.
En octubre pasado, nombró una serie de teólogos oficiales, encargados de la exégesis del Corán. Desde 2004 también, las mezquitas están controladas y mantenidas por el Estado marroquí, cuyos imanes son asimismo remunerados por el gobierno. Todo esto para prescindir la emergencia de un Islam demasiado conservador que pueda engendrar musulmanes fanáticos y extremistas.
Cabe recordar que los marroquíes son en su inmensa mayoría musulmanes sunitas del rito de la llamada escuela Maleki (del teólogo Malik Ibn Anas), y practican una versión del Islam tradicionalmente tolerante hacia las comunidades de otras religiones, como los judíos y los cristianos, presentes en el país desde hace siglos.
Por otro lado, el monarca alauita, que ha dado un palpable vuelco reformista a Marruecos desde que accedió al trono, ya inició una primera reforma de su restructuración religiosa a comienzos de su reinado, promoviendo por ejemplo un cambio de la "Mudawana", Código de familia, en clave de "emancipación femenina".
En su condición de Comandante de los Creyentes y presidente del Consejo de Ulemas, Mohammed VI emprendió dos reformas religiosas con el objetivo de erradicar a los elementos más integristas de la comunidad islámica marroquí. Y en 2004 reestructuró el Ministerio de Habices y Asuntos Religiosos y puso bajo su control los 41.755 lugares de culto, un tercio de ellos mezquitas.
No obstante, en 2008, se emprendió una nueva reforma para premunir la fe y la identidad marroquíes de integristas. A juicio de los observadores marroquíes, en los últimos años se ha constatado el incremento de fundamentalistas y el auge del salafismo y de la corriente chiíta. Así, las fatuas (opiniones religiosas) sólo podrán emitirse por un órgano religioso creado a tal efecto, como es el consejo supremo de la Fatwa.
Ahmed Bensalh Es-salhi
(20/07/09)