Coordinada por la traductora y editora de “Los Chivos” (Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, 2008), Inmaculada Jiménez, la mesa redonda estuvo compuesta por Khalid Zekri, profesor de la Universidad de Meknes; Abdelkader Chaui, escritor marroquí; Gonzalo Fernández Parrilla, arabista y profesor en la Universidad Autónoma de Madrid y Kacem Basfao, profesor de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad Aïn Chock de Casablanca.
Gonzalo Fernández Parrilla, encargado de abrir el encuentro, planteó cómo, al abordar la literatura árabe de Marruecos, uno se topa con la figura de Driss Chraibi, escritor en francés, considerado por este profesor de la Universidad Autónoma de Madrid como uno de los más “complejos y ricos” escritores de la literatura magrebí.
Según este experto arabista, la literatura de Chraibi es un reflejo de las circunstancias político-sociales de su época, y por tanto, debe tenerse en cuenta su producción, a pesar de que en un primer momento, por ese contexto histórico que vivía Marruecos, se le tildase de afrancesado o reflejo de literatura postcolonial. Con su primera obra, “El pasado simple” (“Le passé simple”), publicada en Francia en 1954, Chraibi causó una auténtica conmoción en Marruecos, acusándole de “hacer el juego al colonialismo” por la crítica férrea que hacía este escritor a la figura del padre de la novela.
Sin embargo, afirma Fernández Parrilla, con Driss Chraibi se ponía fin a la llamada novela etnográfica, de tintes exóticos, y se produjo una verdadera “renovación estetica literaria” en la literatura árabe, que junto a Benjelloum (¿), merece ser calificado como el renovador de la novela magrebí.
Asimismo, Gonzalo Fernández Parrilla, añadió que Chraibi no sólo es fundador de la novela moderna en Marruecos, sino que indaga en el género de lo autobiográfico desde la narración de la niñez; y dejó planteados los grandes temas que luego se desarrollarán en la literatura, como es la inmigración y sus espejismos, abordados en la novela “Los Chivos” de 1955.
Kacem Basfao, profesor de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad Aïn Chock de Casablanca, ofreció al público asistente al foro, la lectura de un texto poco conocido de Chraibi (de 1973), en el que el propio escritor se define a partir de un retrato fotográfico. Un texto, leído con grandes dosis de cariño, que refleja la temática de la identidad, y dibuja, como acuarela, la genialidad de este escritor.
Para Kacem Basfao es especialmente destacable en la obra de Chraibi su temática visionaria, innovadora, con temas como la inmigración desde la importancia de la espiritualidad, o el papel de la sociedad de la información. Una producción que siempre se le reconocía años después. Por ejemplo, no fue hasta 1969 que se le reconoció su obra “Le passé simple” de 1954; una obra “utópica, y crítica hacia la hipocresía que imperaba en ciertos sectores de la religión”.
Según este experto en la obra de Chraibi, su obra fue “útilmente provocadora, no escandalosa”, y subrayó su literatura madura, llena de todo tipo de humor, incluido el humor negro, escrita desde el sufrimiento. Igualmente, Basfao destacó al público la otra faceta no escritora de Chraibi: la de “hombre de radio” y amante de la música mediante el piano. Rasgos que completan la imagen de un creador.
Abdelkader Chaui planteó, por otro lado, la creación de Driss Chrabi a raíz del concepto de “mismidad”, la idea de ser uno mismo.
Según Chaui, “la mismidad no es la unicidad ni la exactitud, sino la diversidad que emana de la propia identidad humana; definición que, a mi parecer, cuando se trata de analizar la relación de un autor como Driss Chraibi, con su vida narrada (1926/1997) nos lleva a examinar -partiendo de las dos obras (“El pasado simple” 1954, “Lu,vu, entendu” 1998) que marcan los dos tiempos extremos de aquella vida- una serie de factores que merecen la pena ser destacados a la hora de hablar de un escritor que marcó la literatura marroquí de expresión francesa”.
Para Abelkader Chaui, la obra “Le passé simple” de 1954 supuso un anuncio precoz de un escritor rebelde, así como una crítica hacia su sociedad y país, que iba a independizarse.
Cuando Chraibi publica sus memorias en 1998 “Leído, visto y entendido”, con más de setenta años, Chaui destaca cómo este escritor en lengua francesa hizo un ejercio de “transformar la escritura en un proyecto de transcripción de la vida mediante la elaboración de su retrato (nombre propio)”.
Este otro gran escritor contemporáneo marroquí planteó a los asistentes cómo al leer las memorias de Chraibi uno se puede dar cuenta de su amor por su infancia, así como su escritura como “signo de contestación, como conciencia crítica de su tiempo”. Y cómo en sus memorias, en lugar del reflejo de su vida “se produce el espejismo, se alienta la escritura en aquella aventura tan expresiva que es la de dar sentido a la vida del autor”; en donde debe considerarse que “la mismidad es el reflejo de sí mismo en la escritura autobiográfica entendida como una entidad textual”.
Por su parte, Khalid Zekri, profesor de la Universidad de Meknes, trató en esta mesa redonda la obra en concreto que acaba de ser traducida al español, “Los Chivos”, ubicándola en el complejo contexto histórico que vivía el Magreb entonces.
Destacable es de “Los Chivos” el conflicto planteado entre la metrópolis y el inmigrante en ella, la deshumanización del ser humano y el aspecto de “lo africano” en su obra, que toma conciencia en este momento de ser parte de la realidad norteafricana y no sólo exclusivamente marroquí.
El uso voluntario de un título con varios significados (Les boucs, se puede entender como “buque emisario”, pero también como un insulto social, de clase inferior) o los propios nombres de los personajes, nada casuales, sino como reflejo de ellos, también fueron remarcados por este profesor marroquí.
Para Zekri, en definitiva, “Los Chivos” supone el primer texto sobre la inmigración magrebí en Francia, siendo Driss Chraibi, fundador del relato magrebí sobre esta temática que hoy día sigue siendo recurrente en la literatura.
Como cierre a este debate, la traductora de esta obra de Chraibi al español, Inmaculada Jiménez, destacó las dificultades de la traducción debido a que “la palabra de Chraibi es poliédrica”, y por tanto rica de significados a veces difíciles de traducir al español.
Igualmente destacó su “escritura perturbada”, no sólo por el juego de nombres, sino porque “la novela camina a contrapelo. Supone una ruptura temporal en donde incluso el último capítulo podría ser el primero”. Frases muy cortas, con puntos, que provoca rapidez en la narración, o el escribir en mayúsculas determinadas palabras como “moro”, “cristiano” o “patrón”, que, según Inmaculada Jiménez, podría deberse a la intención de Chraibi de “cristalizar un grupo social que define”.
Una novela, a la que el público español ya puede acercarse, y que no sólo acerca al lector a la temática de la inmigración (y asombrarse de la tremenda actualidad de la propia historia narrada) sino a la genialidad de un escritor innovador y provocador a pesar del paso del tiempo, que, como afirmó Gonzalo Fernández Parrilla, “partía de la literatura como principio de libertad”.
PTZ
(07/03/08)