El "Año de Marruecos en España" se anunció con mucho bombo hace algunos meses, aprovechando la ocasión que representó la visita de los reyes de España a Marruecos a comienzos de 2005. Acostumbrados a lo políticamente correcto, sonaron bonitas las palabras que rodearon la convocatoria de tal acontecimiento, tales como encuentro cultural, diálogo o conocimiento mutuo a través de la cultura, y, en cualquier caso, suscribimos completamente dichos propósitos. Pero los meses han pasado, estamos en marzo de 2006 y el Año de Marruecos en España no asoma por ninguna parte.
En un sondeo realizado en marruecosdigital.info, el 60% de los votantes han manifestado no conocer la iniciativa. Este hecho constituye de por sí un fracaso en la política de comunicación del acontecimiento, confirmado por la incertidumbre y el desconocimiento que sobre el mismo reina en instituciones públicas y privadas y medios de comunicación. Otro 30% de los encuestados calificó de positiva la iniciativa, quedando un 10% restante de votantes que no consideró el evento de particular interés.
El año de Marruecos en Francia, celebrado hace ya algunos años, estuvo acompañado de múltiples celebraciones y actos culturales. La ocasión fue ampliamente aprovechada, y aunque los actos fueron fundamentalmente de carácter cultural, el trasfondo político de la celebración fue innegable. El año de Marruecos en España es un fantasma que no se sabe por donde vaga, quizá en ministerios, pasillos oficiales o simplemente en buenas intenciones plasmadas por escrito. No tenemos conocimiento de a quién corresponde mover ficha para dotar dicho programa del contenido que se merece, ni quién está colaborando en la desidia que le está rodeando. Pero la oportunidad era magnífica, y está siendo magníficamente desaprovechada.
(26/03/06)