Ser árabe hoy en día ya hace sospechar de ser integrista, radical, y por tanto terrorista. Las encarcelaciones indiscriminadas forman parte del mundo ilegal que ha creado Occidente en nombre de la seguridad internacional. Una víctima de la represión de la “Guerra contra el terror” cuentan su caso, que ejemplifica la injustificación de las encarcelaciones después del 11-S.
Desde mayo de 2004, en España se viene viviendo esta situación de miedo extremo que ha llevado en múltiples ocasiones a encarcelar a inocentes. La ciudad de Barcelona, la ciudad que después de Madrid corre el riesgo de sufrir un atentado terrorista, es la que más casos de detenciones injustificadas alberga. El 19 de enero del año pasado, se produjo en el Barrio del Raval, el epicentro de la multiculturalidad de esta ciudad, 14 detenciones bajo la acusación de pretender perpetrar un atentado suicida en el metro de la capital catalana. Tan rápido se trasladaron a los detenidos a la Audiencia Nacional, en Madrid, como se dejaron en libertad por falta de pruebas.
Estos hechos no eran novedosos, anteriormente ya se habían producido en numerosas ocasiones encarcelaciones faltas de pruebas. La llamada Operación Dixan en 2003, la detención de varios marroquíes en 2008 o la encarcelación de 11 pakistaníes en 2009 son algunos de los ejemplos.
La historia del que por cuestiones de seguridad prefiere llamarse. Abu S. Karim, residente en Gran Bretña, y sin vinculación alguna ni con Al-Qaeda, ni con cualquier otra célula terrorista islámica, ponen de manifiesto la política contra el terror que hoy se da en todo el mundo, en Occidente de forma excesiva, e incluso en los propios países musulmanes.
Afirma Juan Avilés, director del Instituto Elcano, instituto dedicado a estudios internacionales, que es importante que todos hagamos un esfuerzo por entender que Bin Laden no es el Islam. Para ello sería conveniente que en Occidente se conociera mejor el Islam y también que los líderes musulmanes de nuestros países hagan oír más claramente su voz en contra de quienes usurpan el nombre del Islam para cometer crímenes.
En los últimos años se le ha otorgado a Islam y Terrorismo el mismo significado, y aunque la mayoría de los musulmanes no tienen nada que ver con tales actuaciones, ser musulmán es condición primera para que sospechen de uno.
Abu S. Karim, británico de origen marroquí, se ganaba la vida en Londres de traductor del árabe al inglés. Karim cuenta que su último trabajo es el origen de sus mayores desgracias. Una famosa abogada británica, Gareith Peirce, conocida por ser defensora del IRA y de supuestos terroristas islámicos en Gran Bretaña, lo contrató para traducir a muchos de los presos árabes que no hablaban en inglés.
Uno de esos presos era especialmente temido por la seguridad británica, se trata de Abu Doha, uno de los terroristas más perseguidos en los últimos años.” Yo simplemente acudía junto a la abogada para mediar entre ellos, sin embargo, al final me acusaron de mantener relaciones directas con él y, por consiguiente con Al-Qaeda”. Agregó Karim.
Karim cuenta que el 17 de diciembre de 2001 tocan dos policías a su casa con una orden de detención. “Me acusaban de peligro al orden y seguridad nacional, así figura en la sentencia. La tensión que vivía en esos momentos era de tal envergadura, que preferí abandonar el país en el que me había constituido como hombre y regresar a Marruecos, donde no tenía nada más que una familia que estaba a mi cargo. Lo perdí todo”.
En la sentencia de karim se le acusa de múltiples colaboraciones terroristas, que aun hoy no han sido demostradas, el resultado último para deshacerse del presunto terrorista es acusarlo de peligro nacional e internacional, hecho más que suficiente para encarcelar o extraditar a Karim.
El acusado prefiríó desde un principio irse del país que quedarse y probablemente acabar en Guantánamo, un auténtico campo de concentración al más puro estilo nazi. Guantánamo es únicamente una forma de tranquilizar a la opinión reaccionaria norteamericana, haciendo ver que se está ganando la llamada guerra contra el terror. Afirma Miguel Ángel Bastenier, subdirector de Relaciones Internacionales del diario El País.
Karim creía que regresar a Marruecos iba a suponer el fin de tan angustiosa situación, sin embargo, en Marruecos el trato fue de desprecio hasta hoy. Le quitaron el pasaporte nada más llegar al país, y hasta que no se caducó no se lo devolvieron. Ahora sin papeles, con la residencia británica caducada, se encuentra en una situación de desesperación. “Todos los días lucho por ponerme en contacto con alguien, alguien que me ayude a reivindicar mis derechos, sin embargo, después de 6 años, no he tenido respuesta alguna”. Karim, vive en Marruecos sin trabajo, buscando alguna solución a su problema, con la finalidad de volver a ver a su hija, de la que no sabe nada desde que lo detuvieron.
El miedo no sólo se ha apoderado de la sociedad occidental, en los países árabes el pánico es incluso de mayor envergadura. La seguridad que hay en las calles de los países musulmanes es alarmante, todos los establecimientos, centros o edificios considerados de influencia occidental son amenazados de realizar en ellos un acto terrorista. Las instituciones europeas y americanas en dicho país disponen de todos los dispositivos de seguridad posibles, y están rodeadas noche y día de fuerzas de seguridad. Tal y como dice Juan Avilés, parte de la causa del terrorismo en el Islam es el fracaso y frustración que vive el mundo árabe, que lleva a culpar al extranjero poderoso, y es parte de la tendencia a la reafirmación de la propia identidad, que se siente amenazada por la influencia de los valores y la cultura de Occidente.
La situación hoy
Anabel Pello, responsable de campaña de Amnistía Internacional cuenta que desde hace 6 años, cuando la cárcel de Guantánamo fue destinada a los supuestos terroristas islamistas, se ha recluido en la misma a 800 detenidos y sólo un detenido de Guantánamo ha sido declarado culpable por una comisión militar: en marzo de 2007.
Los datos dejan claro que la alarma ante la seguridad es excesiva. Y además el trato vejatorio e inhumano que reciben los detenidos no hace más que despertar un odio aun más grande hacia el sistema occidental.
Parecía que Con Barck Obama en el poder algo iba a cambiar en Estados Unidos, y en consecuencia en el panorama internacional. El tema de las encarcelaciones indiscriminadas en Guantánamo era uno de los problemas a resolver por parte de Obama, sin embargo y pese a que está previsto que la cárcel cierre el año que viene, el presidente norteamericano no ha condenado las políticas de Bush, y prefiere dejar ocultos determinados documentos que podrían llevar ante la justicia a la anterior administración estadounidense.
Obama ha dado el plazo de un año para cerrar la cárcel de Guantánamo y acabar por juzgar a los inculpados y dar asilo a los que se ha demostrado que son inocentes. Sin embargo, Obama pide asilo para los excarcelados en países como Italia y España, pero en Estados Unidos sólo podrán entrar para ser juzgados. ¿Y no es precisamente Obama quien ha de dar ejemplo desde allí con la acogida de estos presos, y no pedir a otros países que lo hagan?