El rey español Juan Carlos I no había puesto el pie en la ciudad de Ceuta desde hace casi 35 años. En esa ocasión lo hizo como Príncipe de Asturias, pero nunca como Rey de España. Ahora, la vista prevista para el lunes y martes próximos de los monarcas a Ceuta y Melilla supone un acontecimiento histórico para los ciudadanos de ambas localidades y también para las relaciones bilaterales de ambos países.
El Ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, Miguel Ángel Moratinos, en su reciente visita a la ciudad marroquí de Marrakech comunicó a su homólogo, Fassi-Fihri, la próxima visita de los monarcas españoles a las ciudades. Ayer, se anunció en España la visita histórica a las dos ciudades autónomas que han sido objeto de disputa y desentendimiento entre Marruecos y España.
En ambas ciudades se están realizando preparativos y reforzando la seguridad para recibir a los reyes de España la próxima semana.
Marruecos habla de expolio y enfriamiento de la amistad hispano-marroquí
En declaraciones oficiales, el ministro de Comunicación y portavoz del Gobierno marroquí, Khalid Naciri, habló de “total rechazo y reprobación” respecto a esta visita oficial de los monarcas a las ciudades autónomas, a pesar del “respeto que tenemos por Su Majestad el Rey de España”.
“Creemos que la amistad entre España y Marruecos, a la que estamos apegados, que se ha consolidado durante estos últimos años, no resulta fortalecida por esta iniciativa”, apuntaba en su declaración a la prensa, a la que habló de la necesidad de tomar en cuenta los “sentimientos del pueblo marroquí” sobre “lo concerniente al contencioso sobre Ceuta y Melilla”.
Los españoles no deben traspasar "líneas rojas relativas a la integridad territorial de Marruecos” y "nuestros amigos españoles deben comprenderlo", enfatizaba Naciri, que sin embargo añadió que el gobierno marroquí espera que dicha visita “no tenga consecuencias negativas sobre las relaciones” entre ambos países.
Marroquinidad y Cooperación Bilateral
El ministro marroquí precisó que “todos los marroquíes están de acuerdo para decir que Sebta y Melilia son marroquíes y que no existe ningún marroquí que piense lo contrario para escribirlo”.
En este sentido también habló de que “en la otra parte del Estrecho, existe un enfoque que debe ser actualizado”, puesto que “los enfoques colonialistas han caducado definitivamente” y hay una “construcción de amistad entre Marruecos y España que será un elemento básico en la elaboración de un entorno geoestratégico de estabilidad en la región mediterránea”, puntualizó Naciri.
Según él, Marruecos ha hecho de la cooperación bilateral un "eje fundamental" de su política exterior, y recuerda que esta cooperación es un elemento "esencial" para garantizar la seguridad en la región mediterránea. Eso implica una adhesión a un arreglo "inteligente de este conflicto territorial" que toma en consideración los intereses "legítimos" de ambos países en el diálogo y la consulta.
Más frías han sido las declaraciones del Primer Ministro marroquí, Abbas el Fassi, quien habló de “sorpresa” sobre esta visita del rey Juan Carlos I al enterarse a través de la prensa española y de “profundo rechazo”.
Mediante comunicado de prensa facilitado por la agencia marroquí MAP, El Fassi declaraba que esta iniciativa “influirá en las relaciones privilegiadas existentes entre los dos países amigos”, y espera que se renuncie a dicha visita.
Respecto a esta postura gubernamental, el Primer Ministro apunta a que está en “simbiosis total con el pueblo marroquí”, al tiempo que “recuerda” que “estas dos ciudades forman parte del territorio del reino de Marruecos y su vuelta a la madre patria se hará a través de negociaciones directas con la España vecina, como fue el caso de Sidi Ifni, Tarfaya y el Sáhara marroquí”.
Repaso Histórico sobre Ceuta y Melilla
Este conflicto territorial debe ubicarse en el contexto histórico, para poder medir la validez de tales reivindicaciones marroquíes, ya que Ceuta y Melilla han sido españolas desde el siglo XVII y parte de los reinos ibéricos desde el siglo XV, época en el que el Reino de Marruecos no existía como tal.
A lo largo de la historia Ceuta fue sucesivamente ocupada por fenicios, griegos, cartagineses, romanos, vándalos, visigodos, bizantinos, musulmanes y portugueses, encontrándose, por lo menos desde el siglo XIII, como lo prueban las Cantigas de Santa María de Alfonso X el Sabio, en la mirada de Castilla dentro del ámbito de un proyecto expansionista de esta Corona, cuyos primeros pasos remontan al reinado de Fernando III el "Santo".
Ceuta fue tomada a los árabes por Juan de Portugal en 1415, y pasó a ser parte de España en 1688, que la mantuvo como ciudad autónoma española en la época de la independencia marroquí en 1956.
En 1694-1724 se produjo el asedio de Mulay Ismaíl, Sultán de Marruecos, y en 1704, cercada por tierra, resiste a la Armada inglesa que tomó Gibraltar. Los marroquíes atacan la ciudad por tierra mientras una flota anglo-holandesa cañonea e intenta el desembarco en la ciudad. Se sucedieron los asedios marroquíes en 1725-1728, 1732, 1757 y 1790-1791.
Ya en el siglo XIX la Junta de la Ciudad de Ceuta pasa a ser Ayuntamiento Constitucional de España y tras la Guerra de África (1860) se produce una nueva delimitación territorial, hasta que en 1912 se instaura el Protectorado Español de Marruecos en su zona norte.
En 1956, Marruecos se independiza del protectorado español, sin que Ceuta cuente como territorio marroquí. En 1960 la ONU publica un estudio de la descolonización de los territorios dentro de su listado de no autónomos, en el que no estaba comprendida la ciudad, sin ninguna alegación.
En cuanto a Melilla, cabe señalar que en 927, Abd Al-Rahman III incorporó la ciudad al emirato cordobés, que luego será califato en el periodo de Al Andalus.
En el siglo XV sin embargo, se produjo un periodo de decadencia hasta el punto de quedar casi deshabitada. Es el momento de la presencia expansionista de Portugal por “el Reino de Fez”, a la que se unieron los Reyes Católicos españoles (época de la Reconquista).
En 1497 será cuando se produzca la conquista de Melilla por las tropas castellanas, al mando del comendador de los RRCC, Pedro de Estopiñán, en un momento en el que prevalecían conflictos entre la población bereber de la zona y el sultán de Fez, que abandonó la ciudad rifeña.
En 1775, el sultán de Marruecos atacó esporádicamente la ciudad, que resistió al asedio. En 1860 se firmó el Tratado de Wad-Ras con el sultán de Marruecos. Mediante este tratado, se fijan las fronteras entre el territorio marroquí y la ciudad española.
La guerra de Marruecos a principios del siglo XX fue especialmente crítica para Melilla. A destacar, el levantamiento del rifeño Mohamed Abd el Krim, que proclamó la República del Rif, enfrentada al sultanato marroquí y el reino de España.
En este contexto, España y Francia establecieron una alianza que derrotó por completo a Abd el Krim, el cual tuvo que exiliarse en 1927.
La sublevación militar que originó la Guerra Civil Española comenzó el 17 de julio de 1936 en Melilla.
Al igual que Ceuta, Marruecos reclama Melilla desde que se proclamó la independencia de Marruecos en 1956. Sin embargo, ni España ha mantenido nunca ningún tipo de conversación al respecto ni las Naciones Unidas consideran territorios pendientes de descolonización ambas ciudades.
En 1978 la Constitución Española, como otras anteriores, reconoce a Ceuta y Melilla como territorios componentes de la nación española, integrándolas en el nuevo modelo de organización territorial, con la previsión de la posibilidad de constituirse en Ciudades Autónomas, hecho que se producirá en 1995.
No todo es tan negro como parece
Aunque las declaraciones de rechazo por parte del gobierno marroquí puedan apuntar a un enfriamiento diplomático, no se debe sobredimensionar ni apuntar de grave esta visita.
Las relaciones entre España y Marruecos son, desde el gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero, más buenas que nunca. A nivel político no han cesado de producirse encuentros y reuniones sobre temas como inmigración, cooperación internacional, seguridad o puesta en común de proyectos de desarrollo, como un posible túnel que comunique España con el país vecino bajo el Estrecho de Gibraltar.
A nivel económico, Marruecos es cada vez más una oportunidad neta de negocios y en este sentido no sólo se fomentan proyectos de cooperación institucionales, sino que las empresas privadas apuestan por tomar hueco en el territorio marroquí.
Esta visita puede suponer un “enfriamiento” de las relaciones, pero a ninguna de las dos partes le interesa reavivar un conflicto que debería estar más que zanjado, puesto que Ceuta y Melilla son españolas desde el siglo XVI.
Ya en 2006, el presidente español actual, Zapatero, rompió la tendencia a no visitar las ciudades que “escuecen” al gobierno marroquí por parte de los presidentes españoles (desde Calvo Sotelo, pasando por Felipe González y José María Aznar). Dicha visita fue seguida de cerca por Marruecos, pero no generó consecuencias negativas.
A Marruecos, no le queda más remedio que declarar su “descontento” sobre la visita oficial de los reyes españoles, pero el interés del respaldo español al país vecino de cara a la Unión Europa sobre el “Estatus Único” que podría conseguir Marruecos en 2008, o el cierto apoyo a las propuestas marroquíes sobre el Sáhara Occidental apuntan a que la alarma por parte del gobierno de Marruecos no es sino una declaración obligada de reivindicación histórica, sobre la supuesta marroquinidad de unas ciudades que se sienten y son españolas.
De hecho, el portavoz del gobierno marroquí precisó ayer en la rueda de prensa que “Marruecos considera que las relaciones entre los dos Reinos son fundamentales y trabaja para consolidarlas y promoverlas aún más".
(02/11/07)