El problema radica en una discrepancia entre el Ministerio de Transportes y los sindicatos que rechazan la puesta en marcha de un nuevo código de transporte que consideran arbitrario y inoportuno, reclamando su retirada definitiva del parlamento.
En Marruecos, cuya población representa alrededor de 31 millones, la cuestión de la seguridad viaria representa un verdadero desafío para las autoridades, ya que, los accidentes cuestan la vida a un poco más o menos diez personas diariamente, según cifras oficiales.
En 2008, aproximadamente 4.000 personas han sido muertas, un balance que no cesa de aumentar costándole al Estado unos once mil millones de dírhams (mil millones de Euros), lo que representa 2 % del PNB del país.
Desde el 6 de abril, la mayoría absoluta de los taxistas cesaron de trabajar, mientras que los no huelguistas encubren su matriculación para evitar represalias, cosa que hizo del tráfico en Casablanca – ciudad de más de 3 millones de habitantes, anárquico y una empresa difícil.
El gobierno da sus espaldas a la huelga, y los huelguista procuran llevar su huelga a Genes de plusmarcas, sobretodo al sobrepasar ochos días. Karim Ghellab, el ministro de transportes, no ve ningún pretexto a esta huelga y hace hincapié en que el proyecto del nuevo código ya ha sido el objeto de 275 enmiendas durante su paso por la Cámara de Representantes (Cámara baja).
Y adelanta diciendo que respeta el derecho a la huelga pero deplora las practicas de los huelguistas que atacan a los bienes y a la integridad física de los no huelguistas, subraya que el texto es examinado por la Cámara de los consejeros, en presencia de representantes del patronato y los sindicatos, y dice “Nadie, ni la calle, ni el Gobierno – puede imponer su opinión a la institución legislativa”.
ABE